Te considerás incluido en el movimiento peronista?", le preguntó el periodista de Primera Plana a Rodolfo Walsh.
- Si se admite que la antinomia básica del régimen, antiperonismo-peronismo, traduce la contradicción principal del sistema, opresores-oprimidos, yo no me voy a anotar en el bando de los opresores ni de los neutrales.
Aunque todavía persistan y con razón distintas voces que analizan la controvertida relación de la generación de los años 70 en general y de Rodolfo Walsh en particular, con relación al peronismo, es justo decir que el escritor dejó en claro lo que para él significaba "ser peronista".En la propuesta política de autoidentificarse antes que nada como "un movimiento", el peronismo aglutinó en sus más íntimas entrañas todo tipo de especímenes políticos: se extendió desde la derecha conservadora hasta la izquierda utópica y todos y cada uno de ellos se arrogó para sí el "ser peronista".
Hoy, en pleno siglo XXI y a meses de las elecciones de octubre en las que se elegirá un nuevo presidente, la cuestión vuelve a revelarse complicada de explicar, ya que en el mismo sitial se ubican, para seducir a la opinión pública, mujeres y hombres de la derecha y de la izquierda, los que defienden la intervención del Estado en la economía y los que prefieren el libre mercado. Todos los matices posibles entre esos dos ángulos opuestos pueden o se creen con derecho de incluirse (cuando los vientos soplan a favor, claro está) en la membresía de "ser peronista".Con motivo de los pasados comicios de Chubut (donde, dicho sea de paso, los votos se están contando de nuevo y ya se detectaron alrededor de un millar de votos adulterados en favor del candidato dasnevista), no pocos comentaristas y opinadores de la contienda electoral hablaron del fin del bipartidismo. No sólo para referir la casi inexistencia de la Unión Cívica Radical en la disputa electoral (en esa, todavía falta muchísimo para arriesgar semejante análisis) sino para apuntar que, en definitiva, la lucha por los votos se había dado entre dos fracciones del peronismo.Ése es un análisis del todo falso, o por lo menos lo es la conclusión, aunque los nombres de los partidos desmientan superficialmente esta afirmación.
El Peronismo Federal, que puede llamarse como quiera, es el contendiente del Frente para la Victoria que, como se sabe es también el partido de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por lo tanto, en carácter de opositor, no acompaña el proyecto nacional y popular que impulsa la mandataria y que, por reflejo de apoyo, la gente vota o no vota. Lo que es innegable es que Cristina representa al "ser peronista" de esta época, en tanto las determinaciones que toma tienen como horizonte la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.
El otro proyecto del "peronismo opositor" es el de la "oposición", de manera que si no acompaña a Cristina como referente no está de acuerdo, ergo, está en la vereda de enfrente.
Es cierto decir que es imposible saber qué diría el General ahora, en estos tiempos regionales, pero seguro que no se iba a "anotar en el bando de los opresores ni de los neutrales" y mucho menos en las filas del "gorilismo".
El asunto es respetar las reglas de juego, porque hay personajes que pueden enrolarse en el nombre de fantasía que quieran, pero los argentinos leen más allá de los membretes.
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