viernes, 27 de abril de 2018

Guillermo Saavedra, Soneto para Pablo Avelluto




A UN CANALLA AÚN EN FUNCIONES

Es un ave de luto enministrada
que llegó a administrar, no un ministerio,
sino el pleno desguace sin coartadas
de institutos, elencos, magisterios.

No ha exhibido en su turbia trayectoria
más virtud que echar gente de sus puestos
en empresas privadas. No hay más gloria
en su vida que no haber sido honesto.

Tuits mediocres, chicanas y bravatas
son la pobre miseria que supura.
Ayer fue, con el rabo entre las patas,

abucheado por toda la cultura.
Más temprano que tarde, facho Pablo,
volverás, no lo dudes, a tu establo.



Gracias GS por estos comentarios en tu muro de FB:
“Yo en cambio conocí desde siempre su costado miserable y mediocre, el de un ingenioso resentido por no tener más que eso, astucia sin creatividad, talento de jugador de El estanciero, y un repertorio de tics culturosos que solo desde muy lejos se puede confundir con cultura.”
“Yo le tuve que publicar en Babel mediocres y pretenciosas reseñas, que había que cepillarle bastante, porque era un pollito de ese pavo real desplumado que es Caparrós (con él y Dorio hacíamos la revista). Y luego evitar, siendo yo editor de Alfaguara y él agente de prensa de Planeta, jugarretas de tendero para que salieran notas sobre los libros de ellos y no los de Alfaguara en los medios. Su gusto jazzero no pasa del lugar común y en el living de su casa tenía, en esos años, una figura gigante de Tintín, canchereada que intentaba demostrar su mirada cínica sobre la cultura letrada. Un canallín madrugador, en suma, no más que eso.”
“Babel fue una gran experiencia, a mí me terminó de poner en contacto con el mundo de escritores de fines de los 80, cosa que empecé a hacer en el cultural de La Razón matutina, donde trabajé entre el 84 y el 87. Allí le hice entrevistas a Saer, a Arrabal, a Rivera, a Viñas... En Página, hacía crítica de teatro para espectáculos porque el gordo Soriano, de quien había hecho yo una reseña negativa en La Razón, impedía mi inclusión en el Cultural. Finalmente me hizo echar de Página por otro canalla entonces camuflado: el gordo Lanata. En fin, casi parece de otra vida...”


sábado, 14 de abril de 2018

Pablo Seguí, Podía lamentarme, antes, por Siria




TODOS SOMOS AUDIENCIA

Podía lamentarme,
antes, por Siria al ver
bombas cayendo, casas
y edificios en ruinas,
y rostros polvorientos
y aterrados en busca
de algún refugio. Ahora
noto más el armado:
redes de Deutsche Welle
y otros informativos
jugando a la verdad.
Pero el horror, que existe,
llega de pronto y no
luego de reflexiones
o deliberaciones.
Mundo casa de monstruos.


Daniel Freidemberg escribe desde su espacio de FB: “Usar facebook para dar a leer poemas que, a mi criterio, merecen ser muy leídos. Esa costumbre empalma, en este caso, con otra: dar en este espacio algún lugar a la conmoción que a uno le producen algunos hechos, como el bombardeo a Siria. Es muy raro que un mismo post cumpla ambas funciones, y por eso, entre otras cosas, valoro lo que consiguió Pablo Seguí: escribir un muy buen poema en base al impacto de "lo que está pasando" o, visto de otro modo, conseguir, a través de la escritura de un buen poema, hacer algo con lo que a uno le conmueve de "lo que está pasando". Así, como el poema dice, es como llega el horror”.
Imágenes: Página/12. Siria, bambardeo de EEUU y Macri: “Durante su discurso en la Cumbre de las Américas, que se celebra en Lima, el presidente Mauricio Macri expresó su respaldo a la acción militar llevada adelante por Estados Unidos, junto a Francia y Gran Bretaña contra Siria. Por su parte, a través de un comunicado, la Cancillería Argentina reafirmó el alineamiento con Washington.” 

Pablo Seguí (Córdoba, Argentina, 1973)

domingo, 1 de abril de 2018

Eduardo Dalter, El pueblo canta en los estadios y en las plazas




EL PUEBLO CANTA
LAS PALABRAS QUE FALTARON


En soledad, absoluta soledad, y apretado,
el pueblo canta en los estadios y en las plazas
lo que los legisladores lúcidos omitieron decir
desde sus sillas; lo que los jueces y fiscales
lejos están de afirmar en los estrados y en la corte;
lo que los sindicaleros tamizan y disfrazan
en entrevistas, reuniones cerradas y plenarios.
Un canto que viene desde la médula,
el abuso, los silencios y las vísceras,
y que retumba en los recovecos y en las costuras de
       la historia.
Un canto que abrazó al país, que no pudo ya seguir
       callado.
Porque el pueblo, los aires, la nación, fueron dejados
a merced del perrerío hambriento y de los buitres;
a merced de los contratistas feroces y de los
       contrabandistas
(a merced, en fin, del andrajoso moral y del descaro).
En soledad, en absoluta soledad, y apretado,
el pueblo canta a toda garganta en los estadios…



                                                                                     Buenos Aires, marzo, 2018

                                                                                                            Foto: Jmp