viernes, 20 de diciembre de 2013

Nelly Omar, la descamisada

Soy la mujer argentina,
la que nunca se doblega,
y la que siempre se juega
por Evita y por Perón.


Yo soy la descamisada,
a la que al fin se le escucha,
la que trabaja y que lucha
para el bien de la Nación.


La que mañana en las urnas
hará valer sus ideales,
para que sigan triunfales
las obras del General.


Yo soy la descamisada
surgida del peronismo,
que ostenta el Justicialismo
como emblema nacional.


Soy la mujer argentina,
que el 17 de octubre,
la que de orgullo se cubre
porque es grande mi Nación.


Yo soy la descamisada,
que si es necesario un día,
hasta la vida daría
por Evita y por Perón.





Nelly Omar (Guaminí, 10 de septiembre de 1911 - Buenos Aires, 20 de diciembre de 2013). 
Letra: H. Helu. Música: E. P. Maroni. Compuesta a principios de 1945 para apoyar la candidatura de Juan Domingo Perón a la presidencia.

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Julián Axat, juicio a La Cacha

La madrugada del 12 de abril de 1977 mis padres Rodolfo Jorge Axat y Ana Inés della Croce fueron detenidos en La Plata y trasladados al centro clandestino conocido como La Cacha. Hay testigos que sobrevivieron y los vieron en ese lugar. Para agosto de 1977, ya no se sabe más sobre el destino de mis padres. Cuando esto sucedió, yo tenía sólo siete meses; tuve la suerte de que en el momento estaban mi abuela y mi tía, con quienes me crié. Hoy tengo 37 años y voy a comenzar a presenciar el juicio que marca mi historia.

Recuerdo que cada vez que mi familia pronunciaba la palabra Cacha se producía un fuerte silencio. El nombre refiere a la bruja desaparecedora de la tira Hijitus, Cachavacha, con el que los propios represores bautizaron cínicamente el lugar. Con el tiempo fui investigando más sobre el tema. La primera reconstrucción sobre el CCD es gracias a los sobrevivientes Néstor Torrillas, Nelva Falcone, Alberto Diessler, Roberto Amerise, Ana María Caracoche, José Luis Cavalieri, Alcira Ríos y Luis Pablo, cuyas declaraciones brindadas en 1983 ante la Comisión Arquidiocesana de San Pablo (conocida como Clamor) fueron indispensables para identificar lugares, apodos de represores, personas vistas y funcionamiento interno.

Según el informe posterior elaborado por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, por La Cacha pasaron al menos 239 personas, 98 de las cuales fueron desaparecidas, 64 liberadas, de 15 se desconoce el destino, y hubo al menos nueve niños nacidos en cautiverio, muchos de ellos apropiados desde el hospital de la Unidad Penitenciaria Nº8.

El CCD fue creado en el marco de una etapa definida del plan sistemático de represión ilegal diseñado por la junta militar y respondió a la necesidad de obtener información precisa para desmantelar los últimos vestigios de resistencia organizada a la dictadura. Funcionó entre mediados del ’76 y fines del ’78 en la antigua planta transmisora de Radio Provincia, en Olmos, emplazado a 50 metros de lo que hoy es la entrada principal de la ex Unidad Penitenciaria Nº8 y a unos cien metros del muro de la Unidad Nº1 Olmos. Por sus características, fue uno de los centros clandestinos de detención más sofisticados, por la coordinación represiva entre policía, penitenciarios, Fuerzas Armadas, Marina y varios órganos de inteligencia que actuaron en el lugar.

En una inspección judicial ordenada en 2011, tuve la oportunidad de visitar el predio que aún pertenece a la órbita del Servicio Penitenciario Provincial. Si no fuera por una medida de no innovar, los resabios del perpetrador seguirían destruyendo prueba esencial, así como ocurrió con el galpón de varios niveles que albergaba a los detenidos, que para 1978 ya había sido desmantelado. Recientes excavaciones muestran el perímetro de cemento escondido debajo del descampado, lugar donde fueron hallados los restos de una picana. Es el “aquí no ha pasado nada”, el mismo silencio que permite al Servicio Penitenciario que, todavía a cien metros, se siga torturando en la Cárcel de Olmos.

Anuladas las leyes de impunidad en 2003, reabierta como causa Nº 16.419 “Dr. Félix Pablo Crous s/ denuncia (La Cacha L. Olmos)”, ésta quedó radicada en el Juzgado federal (electoral) de Manuel Blanco, quien recién en diciembre de 2009 ordenó detenciones, que se efectivizaron en marzo de 2010. Aunque como suele ser costumbre, las detenciones alguien las sopla de antemano, lo que dio plazo de gracia a tres imputados fundamentales a fugarse: Ricardo Luis Von Kyaw (hay denuncias de que lo vieron en Paraguay y que maneja importantes empresas de seguridad privada en Argentina), Teodoro Aníbal Gauto (aún hoy en Israel) y Miguel Angel Amigo (integrante del Destacamento 101 finalmente detenido en junio de 2012 y sumado a la causa en agosto de 2013).

Las imputaciones mediatas recayeron sobre Ibérico Saint Jean (muerto en 2012) y su ministro de Gobierno Jaime Smart; 13 integrantes del Destacamento 101 (incluido su jefe Arias Duval, quien falleció en 2012). Dos penitenciarios (el Oso Acuña y su jefe Isaac Miranda) y un marino (Juan Carlos Herzberg). Sobre un total de 137 casos de secuestros y torturas, 10 homicidios y tres apropiaciones de niños, restando los ocho genocidas que murieron en el transcurso de la causa y quedaron impunes, y sin contar a dos de los prófugos mencionados, llegan entonces al juicio sentados en el banquillo Carlos Hidalgo Garzón, Jorge Di Pasquale, Gustavo Cacivio, Ricardo Fernández, Luis Perea, Roberto Balmaceda, Emilio Herrero Anzorena, Carlos Romero Pavón, Anselmo Palavezzati, Jaime Smart, Juan Carlos Herzberg, Raúl Espinoza, Claudio Grande, Héctor Acuña, Rufino Batalla, Isaac Miranda, Miguel Angel Amigo, Miguel Osvaldo Etchecolatz, Julio César Garachico, Eduardo Gargano, Horacio Elizardo Luján.
 
Más allá de las dudosas fragmentaciones procesales avaladas por el juez instructor electoral, con prófugos, dilaciones y muerte mediante de genocidas; aun así, el camino de la lucha dada todos estos años por parte de organismos, familiares, sobrevivientes ha sido el que nos llena de orgullo y esperanza, porque –en este derrotero– se lograron saltar etapas, y hoy sentimos que en los tiempos que corren aún es posible creer en memoria, verdad y justicia. El día del juicio a La Cacha llegó, y eso es lo importante. Cuando el debate quede abierto, para nosotros, la historia ya comenzará a ser otra.



Julián Axat, poeta y Defensor juvenil. Víctima querellante.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Alejandro C. Tarruella, canción de amor del coronel Manuel Dorrego















CANCIÓN DE AMOR DEL CORONEL MANUEL DORREGO

Por mi muerte he perdonado,
las heridas
dejan la tierra en sangre.
En esta vida,
del pesar yo he aprendido
que el dolor teje su sudario
sobre la seca arcilla
del barro.

Mi compadre te llevará mi chaqueta
que tejiste con tus manos,
ellas viven entre hilados
y entristecen si me recuerdas,
yo sé que habrá un regreso
y un hombre volverá
sobre mis pasos
a devolver aquella flor de olvido.

Perdono porque el amor perdura
quiero saber en qué suerte
las dejo
pues del presente vivimos,
mi muerte sin ley será un presente ido
que regresa
con las miradas y en la lluvia.

Deja que disparen, Ángela
mi amor no se cura con la muerte
mira el cielo, mi amor,
faltan solo once días para navidad
y ese hombre se oculta para verme morir.

No hay muerte sin regreso
no hay vida sin silencio
y cuando calle
será tu boca que me llame, amor,
sobre el polvo de un beso.


Nota: “Se cumple un año más del fusilamiento y magnicidio del Coronel Manuel Dorrego. Hace unos años escribí este poema que imagina al Coronel escribiendo a su mujer, Ángela Baudrix”.  A. Tarruella


Imagen: Rodolfo Campodónico, “El fusilamiento de Dorrego”.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Julián Axat, ¿cómo hacer para que los rostros vuelvan a aparecer?









¿CÓMO HACER PARA QUE LOS ROSTROS VUELVAN A APARECER?

 a Enrique Schmukler


sacar a los pueblos de los álbumes policiales

y que vuelvan a ser millones de álbumes familiares

quien fabrica su propia imagen

desborda legajos



A propósito de la nota que escribí hoy en Página/12, jueves, 12 de diciembre de 2013:
LOS FISCALES Y LOS ÁLBUMES DE MALVIVIENTES



Hace pocos días tuve oportunidad de acceder a la denuncia realizada por el diputado nacional Leonardo Grosso contra un fiscal de la capital, presuntamente involucrado en prácticas discriminatorias en las investigaciones penales que lleva en el Barrio Mitre, en especial por la cuestionada utilización de álbumes de fotos (mal) llamados “libros de malvivientes” contra personas seleccionadas por el mero hecho de ser pobres y vivir en una zona vulnerable.

Más precisamente, dice el diputado Grosso: “En su fiscalía tiene un álbum de fotos de la gente del barrio (muchas de ésas desactualizadas), que cada vez que le llega un hecho para investigar exhibe a los denunciantes para que identifiquen a un autor del hecho del que fueron víctimas y, si no lo identifican, él o cualquiera de sus empleados, que tienen la misma forma de trabajar, inducen a la persona a que marque a alguno. Con esa indicación, que en general es manipulada por el fiscal José María Campagnoli, y sin realizar ninguna investigación ni la mínima constatación de los hechos o de la responsabilidad de la persona, vienen y allanan las casas”.

El uso de fotografías nos remite a los orígenes de la policía, siendo casi tan antiguo como la cámara oscura. Podríamos decir que el lombrosianismo autóctono tiene su genealogía desde la galería de delincuentes (léase, de inmigrantes) de la capital elaborado por Fray Mocho a fines del siglo XIX, pasando por las fichas de las personas (militantes sociales) consideradas como “subversivas” por parte de las Fuerzas Armadas durante la dictadura, muchas de las cuales hoy están desaparecidas (el Decreto Nº 1019 dictado por Onganía en 1967 ordenó la creación de los álbumes). Y en la actualidad, por las fuerzas de seguridad que obtienen todo tipo de imágenes (de manera ilegal) de personas pertenecientes a los sectores vulnerables que viven en determinada zona y sólo por esa razón pasan a ser portadoras de sospecha; es decir, sus rostros conforman un libro de fotos de posibles peligrosos que se correspondería con poblaciones marginales (no es necesario que sean reincidentes, en los allanamientos, detenciones por averiguación de identidad, la policía obtiene fotos).

Los álbumes de fotos de presuntos peligrosos, además de violar derechos constitucionales e introducir un criterio de selectividad discriminatorio, resultan una herramienta de baja calidad probatoria, pues el margen de error que generan es muy amplio y más que un modo orientativo se convierte en un sesgo o placebo para las víctimas. Lo que quiero decir es que hay fiscales que compran este tipo de recetas policiales, dejando la puerta abierta para el “armado de las causas” a personas inocentes, sólo porque figuran en estos álbumes de fotos.

Claro que para algunos, en la guerra contra el delito todo vale, y los álbumes de fotos con personas pobres dan imagen de “efectividad” a las autoridades y a la población; permitiendo a la policía seguir reproduciendo consumo de estereotipo e introducir en los expedientes recorridos que siempre llevan a los mismos lugares, donde opera el derecho penal subterráneo cargado de los peores prejuicios sociales (nunca un ladrón de guante blanco, nunca un blanco, nunca un rubio).

Esta cuestión no es reciente y como defensor público me ha tocado denunciar este tipo de prácticas en muchísimas oportunidades (incluyendo a fiscales); especialmente sobre personas menores de edad, logrando que en la provincia de Buenos Aires queden taxativamente prohibidas desde 2011. También he asistido a situaciones en las que se involucra a personas inocentes al serles exhibidas fotos a las víctimas que más tarde en el juicio (luego de una larga prisión para el señalado en la foto) la propia víctima entra en duda y se llega a la absolución. El caso más impactante que me tocó asistir fue el de Gabriel Roser, un pibe que vivía en los márgenes de La Plata y que estuvo un año preso como consecuencia del señalamiento en una foto, hasta que con ayuda del Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ) se demostró en el juicio que era inocente y que la foto fue la única culpable.

El margen de error al exhibir fotos de poblaciones reducidas y por criterio clasista es muy amplio, la práctica tiene capacidad de sesgo y se presta al armado de causas a inocentes, por lo que también sirve como forma de chantaje policial (“si no robás para mí vas a estar en el álbum”). Por eso las técnicas de identikit hablado, o el dibujo de rostro (técnica de Bertillón) son las más confiables cuando existen “autores ignorados” de un delito. Echar mano a álbumes de fotos extraídas en forma espuria a los pobres es una mala práctica que habla de una fuerza policial desprofesionalizada y de fiscales prestos a avalar el clasismo y la demagogia.

Como dijo alguna vez Michel Foucault, “el saber es poder” y, aunque pasado de moda, Lombroso sigue teniendo arraigo en muchos imaginarios de saber-poder discriminatorios. En la era tecnológica y de Facebook, en la que los rostros quedan encriptados como si nada, la Justicia no debería permitir el “todo vale”, ni frente a las víctimas ni frente a los victimarios. Fiscales que avalan este tipo de prácticas contra los sectores populares no sólo especulan y delegan, sino que siguen aferrados a lo peor del pasado. Mejor que se vayan.



Julián Axat es Defensor juvenil de La Plata. Poeta.

martes, 10 de diciembre de 2013

Julián Axat, acuartelamiento de poetas


ACUARTELAMIENTO DE POETAS


Apropoeta, Sipropoesi, Mopoet,
Sidepoet, Sipoesi, Fascinvers, Apropoeiesis,
Upoetis, Apohette, Sepohaiku, Apoetis,
Aproneruda, SipoSafo, Apropoejuy,
Acuppunpoet, Asusversos, Aposoneto, Sipoeta,
Sopotchubut, Agropoeticos, Apopoverso, Fassinpoet...



(Nota: el planteo de sindicalización de poetas lo tiene la Corte Suprema

y está pendiente de sentencia desde hace setenta años)






CONSIGNA:
"Para un Poeta acuartelado no hay nada mejor que otro Poeta acuartelado".