viernes, 17 de septiembre de 2021

CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER Una vez más me dirijo a mis compatriotas




Como siempre… sinceramente.
Una vez más me dirijo a mis compatriotas como lo he hecho en otras oportunidades. No es la primera vez. Hace ya casi un año, el 26 de octubre de 2020, me dirigía a los argentinos y las argentinas con el documento “27 de octubre. A diez años sin él y a uno del triunfo electoral: sentimientos y certezas”. 
Allí desgranaba reflexiones acerca del funcionamiento institucional, y de lo que considero el problema central de la economía argentina y la necesidad de abordarlo desde un acuerdo amplio de las distintas fuerzas políticas. 
Hoy, releo aquellas líneas de inusitada actualidad en las que también mencionaba que las decisiones en el Poder Ejecutivo argentino siempre las toma el Presidente de la Nación y en las que decía sin eufemismos ni operaciones de prensa en off, que había funcionarios y funcionarias que no funcionaban.
También recuerdo el acto que se llevó a cabo en el Estadio Único de La Plata el 18 de diciembre de 2020, del cual participamos muchos compañeros y compañeras del Frente de Todos junto al Presidente de la Nación, cuando expresé textualmente: “… pero ojo, yo no quiero que ese crecimiento -el crecimiento económico del año 2021 que acertadamente pronosticara el compañero que me había precedido en el uso de la palabra- se lo queden tres o cuatro vivos nada más. Para esto, me parece que hay que alinear salarios y jubilaciones, obviamente, precios, sobre todo los de los alimentos y tarifas.”. En esa oportunidad también señalé: “por eso le digo a todos aquellos que tengan miedo o que no se animan, por favor… hay otras ocupaciones además de ser ministro, ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo, pero necesitamos gente en los sillones que ocupen de ministro, ministra, de legislador o legisladora… sean para defender definitivamente los intereses del pueblo”.
Como no soy mentirosa y mucho menos hipócrita (nunca digo en público lo que no sostengo en privado y viceversa), debo mencionar que durante el año 2021 tuve 19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la Nación. Nos vemos allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la intención de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste institucional.
En las primeras 18 reuniones, la última de ellas el 07/09/2021, siempre le plantee al Presidente lo que para mí constituía una delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso salarial, descontrol de precios -especialmente en alimentos y remedios- y falta de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno. Igualmente siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno.
También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y no sólo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar “muy bien” las elecciones. Mi respuesta, invariablemente, era “no leo encuestas… leo economía y política y trato de ver la realidad”. Una realidad que me indicaba que en el año 2015 perdimos las elecciones presidenciales en segunda vuelta y por escasa diferencia, con el mayor salario en dólares de Latinoamérica -que representaba más del doble del salario actual-, con una inflación que era menos de la mitad que la actual y con un candidato, Mauricio Macri, que decía que no le iba a sacar a nadie lo que ya tenía, sino que sólo iban a cambiar las cosas que estaban mal.
Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al Presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis temores.
El domingo 12 de septiembre de este año el peronismo sufrió una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes. Mientras escribo estas líneas tengo el televisor encendido pero muteado y leo un graph: “Alberto jaqueado por Cristina”. No… no soy yo. Por más que intenten ocultarlo, es el resultado de la elección y la realidad. Es más grave aún: en la Provincia de Buenos Aires, termómetro inexcusable de la temperatura social y económica de nuestro país, el domingo pasado nos abandonaron 440.172 votos de aquellos que obtuvo Unidad Ciudadana en el año 2017 con nuestra candidatura al Senado de la Nación… con el peronismo dividido, sin gobierno nacional ni provincial que apoyara y con el gobierno de Mauricio Macri y su mesa judicial persiguiendo y encarcelando a ex funcionarios y dueños de medios opositores a diestra y siniestra.
Recuerdo que, cuando perdimos las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires del año 2009, con Néstor como candidato a Diputado Nacional -después de la 125 y de la crisis global del 2008-, quien Alberto considera con justicia el mejor presidente de la democracia, el día lunes siguiente a las elecciones no sólo renunció a la titularidad del Partido Justicialista, sino que yo como Presidenta de la Nación pedí la renuncia de quien fuera mi Jefe de Gabinete, entre otros. Y ¡ojo!… habíamos perdido en la Provincia de Buenos Aires pero habíamos ganado a nivel nacional. A Néstor Kirchner hay que recordarlo en versión completa y no editada.
Sin embargo ahora, al día siguiente de semejante catástrofe política, uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones. ¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al Presidente la reorganización de su gobierno?
El martes 14 tuvo lugar, otra vez en Olivos, mi última reunión con el Presidente de la Nación. Habían transcurrido 48hs sin que se comunicara conmigo y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él. Deje pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba (debo decir que de las 19 reuniones, la mayoría fueron a iniciativa mía). Allí le manifesté que era necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del Gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete. Sé que sorprenderá mi propuesta, es de público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido con quien fuera mi Ministro de Salud desde el año 2009, cuando debí remover a quien entonces era mi Ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la pandemia de la gripe A (H1N1). Juan permaneció en su cargo hasta que renunció para disputar la candidatura a Gobernador de la Provincia de Tucumán en el 2015, cargo que obtuvo y revalidó por el voto popular no sólo a través de su reelección, sino también en la elección del pasado domingo. 
Aunque en realidad, nadie debería sorprenderse por mi propuesta: el 18 de mayo de 2019 le propuse a todos los argentinos y argentinas como candidato a Presidente de la Nación a Alberto Fernández. ¿Por qué cuento esto? Porque no voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político: Alberto Fernández quería que el Dr. Eduardo De Pedro fuera su Jefe de Gabinete y fui yo la que no estuvo de acuerdo. Mal podría ahora promoverlo para ese cargo.
A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio.
Por la misma razón me comuniqué con el Ministro de Economía cuando se difundió falsamente que en la reunión que mantuve con el Presidente de la Nación, había pedido su renuncia. Las operaciones son permanentes y, finalmente, sólo terminan desgastando al gobierno. Es increíble que no lo adviertan. Es una pena tanto daño autoinfligido.
Confío, sinceramente, que con la misma fuerza y convicción que enfrentó la pandemia, el Presidente no solamente va a relanzar su gobierno, sino que se va a sentar con su Ministro de Economía para mirar los números del presupuesto. El año pasado, con ocasión de presentarse el mismo, se estableció que el déficit fiscal iba a ser del 4,5% del PBI sin pandemia a partir de marzo del 2021 -situación que no se verificó como es de público y notorio-. Cada punto del PBI en la actualidad es alrededor de $420.000 millones.
  A agosto de este año, a cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para las elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del PBI. Faltan ejecutar, según la previsión presupuestaria, 2,4% del PBI… más del doble de lo ejecutado y restando sólo cuatro meses para terminar el año… con pandemia y delicadísima situación social. No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado. Al contrario, simplemente estoy recogiendo lo que en este contexto global de pandemia está sucediendo a lo largo y a lo ancho del mundo, desde Estados Unidos, pasando por Europa y en nuestra región también: el Estado atemperando las consecuencias trágicas de la pandemia. 
He sido Presidenta durante dos períodos consecutivos. En el 2008 nos tocó atravesar la crisis global más grande después de la Gran Depresión del año ’30. Soportamos corridas cambiarias permanentes -con muchas menos reservas en el Banco Central que en la actualidad- y el asedio de los Fondos Buitre. Sé que gobernar no es fácil, y la Argentina menos todavía. Hasta he sufrido un vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno. Duerman tranquilos los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder conmigo.
También estoy convencida que será imposible solucionar los problemas que dejó el macrismo de bajos salarios, altísima inflación, endeudamiento vertiginoso con acreedores privados y la vuelta del FMI con un préstamo de 44 mil millones de dólares, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc… votando al macrismo o votando sus ideas.
Cuando tomé la decisión, y lo hago en la primera persona del singular porque fue realmente así, de proponer a Alberto Fernández como candidato a Presidente de todos los argentinos y las argentinas, lo hice con la convicción de que era lo mejor para mi Patria. Sólo le pido al Presidente que honre aquella decisión… pero por sobre todas las cosas, tomando sus palabras y convicciones también, lo que es más importante que nada: que honre la voluntad del pueblo argentino.

lunes, 13 de septiembre de 2021

JORGE GILES Carta urgente al Presidente de la Nación

 

CARTA URGENTE AL PRESIDENTE DE LA NACIÓN

      Cambie lo que tenga que cambiar, pero cambie ya. Reemplace a los funcionarios que no funcionan. Cambie de rumbo, y de manera urgente, su política económica. Deje de preocuparse porque su ministro de economía le hable a los mercados y al FMI. Transforme en épica nacional la denuncia contra la espuria deuda externa que nos dejó el macrismo asociado al FMI. Un pueblo lo acompañará. Salga de esa encerrona, por favor. Tenga un ministro que escuche y le solucione los problemas a los laburantes y a la clase media. Ponga plata en los bolsillos de los consumidores. Pero no monedas, sino plata en serio. Falta plata para comprar la comida en los hogares populares, Presidente. Convoque a los que saben de Comunicación para que de manera urgente instalen un sistema de Comunicación gubernamental que hoy no existe. Barra a la manga de alcahuetes e inútiles que lo rodean y no saben un pito de Comunicación. Intervenga el canal público para que podamos tener programas federales de debate político donde difundamos todos los días las obras del gobierno, y el proyecto nacional y popular pueda expresarse libremente. Ordene reemplazar allí los programas de banalización y juegos y timbas que no tienen nada que ver con nuestra historia. Federalice la comunicación. Póngale cámaras al trabajo hormiga y silencioso que hacen muchos y muchas funcionarias. Deje de pagar las municiones (calibre pauta publicitaria) de los medios que se declaran enemigos del gobierno y de la democracia. ¿Se imagina usted al General San Martín asistiendo a los godos con caballos y mulas, cañones y fusiles? Sabíamos, y lo venimos diciendo de hace rato, que de una crisis humanitaria como la que genera la pandemia, se sale por derecha o por izquierda. (Perdón el reduccionismo pero estamos apurados). O sea. No se sale por el medio, porque la línea del medio se esfumó. Plata en el bolsillo. Vacunas a granel. Buena comunicación popular. Y un pueblo movilizado. Acuérdese del programa “6, 7,8”. Sí, ya sé; muchos de ustedes lo descalificaron diciendo que bajaba línea. Mire. Era un programa que abría cabezas. Ejercía el pensamiento crítico desde una toma de posiciones claramente definida. Por allí pasó Beatriz Sarlo y otras preciosuras más de la derecha. Mientras hoy, algunos periodistas “amigos” creen que aportan ejerciendo una visión alcahueta y mediocre de la realidad. Y para peor, metiendo cizaña entre nosotros. Aún así no se detenga en largas jornadas de reflexión y autocrítica porque hay que hacer todo ahora. El reloj rumbo a noviembre comenzó su tic-tac. Presidente: yo le escuché decir alguna vez que usted adscribe a esa sentencia que dice que en este siglo pos moderno ya no existe la derecha ni la izquierda. ¡Pamplinas Presidente! La derecha es la que excluye, reprime, hambrea a nuestro pueblo y es la que ganó las PASO. La izquierda somos nosotros, el pueblo descalzo, aunque no nos guste que nos cuelguen ese cartelito. Nosotros somos peronistas y por tanto, nos ubicamos a la izquierda del teatro de la humanidad, tenemos una historia como pueblo con dos siglos de experiencias en victorias y derrotas. De allí nace nuestra mística. Frote la lámpara de esa historia y le aparecerán los Héroes de Malvinas, los criollos que enfrentaron al enemigo anglo-francés en la Vuelta de Obligado, las montoneras del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, los pueblos originarios que resistieron hasta su último lanza, los cabecitas mojándose las patas en la fuente del 17 de Octubre, Evita diciendo que “aunque deje en el camino jirones de mi vida yo sé que ustedes levantarán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”, aparecerá Sebastián Borro gritando “Patria sí, colonia no” desde el Frigorífico Lisandro de la Torre en plena Resistencia peronista, aparecerán los 30 mil y Rodolfo Walsh y Paco Urondo. Esa es la mística que nos hace falta hoy. Cuidemos a nuestros candidatos y candidatas y pidámosles que levanten en alto la causa del feminismo y de la causa ambiental. Por allí andan nuestros jóvenes; esperando más de ese peronismo que sabe construir trabajo y menos de ese amiguismo hueco. Llegaremos a tiempo si se hace todo ya. De lo contrario, se instalará un clima de época de derecha y entonces sí, a llorar al campito. No le pida a la militancia que salga a explicar nada. Es usted el que tiene el bastón de mariscal. Actúe rápidamente y un millón de militantes orgullosos saldrá sin que nadie les pida, a decirles a los vecinos y vecinas: “¿vieron que el Presidente los escuchó?”

Tic- tac. Tic-tac. El reloj de la historia nos marca la hora, Presidente. Aquí no se rinde nadie. ¡Vamos que podemos!