domingo, 31 de diciembre de 2017

Euge Straccali, Todo el mundo sabe


Todo el mundo sabe...
Empezaba este último día del año y escuché en la voz ronca, alucinada de Leonard Cohen esta canción y comprendí: ese maravilloso poema es cifra de nuestro presente; también entendí por qué me costó desear felicidades o feliz año nuevo en la fiambrería de mi barrio (Villa Castells). No pude entrar en la amabilidad de los saludos recíprocos para el 2018. La gente desparramaba deseos y augurios vacíos propios de una celebración festiva (no había pueblo ahí, había gente comprando en el presagio del Apocalipsis) me angustié y me sentí afuera; no podía lanzar palabras que no fueran bombas o piedras.

Nos quedamos con Bruno Crisorio tocando la guitarra y cantando con una luz breve, sumergidos "en la llama de una vela) esperando la tormenta, en nuestro jardín perfumado, bajo una luna empañada y una cerveza, entre las risas de mis hijos y sus amigos...

Volvió la esperanza, toqué la experiencia que creía expropiada del todo: unamos amistad, resistencia y compromiso con nuestras vidas y la de los otros en este año que comienza o sigue. Depende de nosotros, creo, no sé... (no Cambiemos por favor, recuperemos experiencia)

Todo el mundo sabe que los dados están cargados
Todo el mundo lanza con los dedos cruzados
Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado
Todo el mundo sabe que los buenos perdieron
Todo el mundo sabe que la pelea estaba amañada
Los pobres se quedan pobres, los ricos se hacen más ricos
Eso es lo que pasa
Todo el mundo lo sabe

Todo el mundo sabe que el barco hace aguas
Todo el mundo sabe que el capitán mintió
Todo el mundo tiene ese sentimiento desgarrado
Como si su padre o su perro acabase de morir

Todo el mundo habla por lo bajo
Todo el mundo quiere una caja de bombones
Y una rosa de tallo largo
Todo el mundo lo sabe

Todo el mundo sabe que me amas, nena
Todo el mundo sabe que realmente lo haces
Todo el mundo sabe que has sido fiel
más o menos una noche o dos
Todo el mundo sabe que has sido discreta
Pero había mucha gente con la que debías encontrarte
Sin tu ropa
Y todo el mundo lo sabe

Todo el mundo sabe, todo el mundo sabe
Eso es lo que pasa
Todo el mundo sabe

Todo el mundo sabe, todo el mundo sabe
Eso es lo que pasa
Todo el mundo sabe

Y todo el mundo sabe que es ahora o nunca
Todo el mundo sabe que es o tú o yo
Y todo el mundo sabe que es eterno
Ah, cuando te has metido una raya o dos
Todo el mundo sabe que el trato se ha podrido
El viejo negro Joe sigue recogiendo algodón
para tus cintas y lazos
Y todo el mundo lo sabe

Y todo el mundo sabe que la plaga está llegando
Todo el mundo sabe que se está moviendo rápido
Todo el mundo sabe que un hombre y una mujer desnudos
son sólo un artefacto brillante del pasado
Todo el mundo sabe que la escena está muerta
Pero habrá un contador en tu cama que dirá
Lo que todo el mundo sabe

Y todo el mundo sabe que estás en problemas
Todo el mundo sabe por lo que has pasado
Desde la sangrienta cruz en la cima del Calvario
A la playa de Malibú
Todo el mundo sabe que se está desmoronando
echa una última mirada a este Sagrado Corazón
Antes de que estalle
Y todo el mundo sabe

Todo el mundo sabe, todo el mundo sabe
Así es como va
Todo el mundo sabe
Foto: ES Jardín


martes, 19 de diciembre de 2017

José María Pallaoro, Hubo una vez una ley




Hubo una vez una ley. Esa ley permitía la pluralidad de voces. Costó mucho esa ley, años de discusión, de trabajo. Es cierto, esa ley nunca se implementó. Por diferentes motivos, no se implementó.  Ayer, hoy, venimos comprobando la importancia de esa ley que se derogó por decreto. Los medios de información que pertenecen a los grupos económicos, casi el 100%, nos miente o se desentiende de lo que está ocurriendo. Decenas de miles de personas en las calles, a la mañana, a la tarde, a la noche, a la madrugada, para ellos no existimos. Lo único que cuenta es los tiradores de piedras que no permitieron al pueblo acercarse a la Plaza de los Dos Congresos (o Plaza del Congreso).  Esos tiradores de piedras, servicios como lo pudo corroborar Claudio Lozano, cuando vio a dos quitarse remeras con la sigla (si no me equivoco) de ATE y debajo de esas remeras chalecos antibalas. Seguramente hubo algunos idiotas útiles, nunca faltan. Vimos a esos tiradores de piedras, y vimos la cacería de manifestantes que no eran esos tiradores de piedras (tal vez hubo alguno, ese nabo del mortero casero, aún no lo sé), vi a hombres y mujeres y ancianos siendo arrastrados, detenidos, maltratados, heridos. Los grupos económicos tienen su ley. Nosotros, las calles, militarizadas, aún así, vamos a resistir. 

lunes, 11 de diciembre de 2017

Carlos Aprea, La tela zurcida flameará

Madres de Plaza de Mayo, marcha de la resistencia, diciembre 2017

ICTERICIA NACIONAL

Otra vez, intemperie,
te acompaño
desde el mangrullo de los vientos
del poema,
hay tareas y se buscan
oficiantes para urdir la trama perdida,
aprender a zurcir,
como zurcieron otros en una historia larga,
la tela rasgada de los sueños.
Hay emplastos sobre el hígado enfermo.
Habrá convalecencia,
ver lo que no vimos en la sangre,
palpar la propia piel en noche oscura.
Agüeros a la luz de una vela
sobre la bilis derramada.
Buscaremos espejos que perdimos atrás,
enamorados de nuestro propio rostro,
distraídos con nuestra propia voz
hasta entender el mal que nos habita
y tiñe ahora todo el territorio.
Otra vez, intemperie,
porque nunca
olvidamos tu soberanía.
Al tiempo
y al poema purgando
el pus de las palabras,
al tiempo
y al trabajo volveremos.
El cuerpo retomará su fórmula,
el hierro de su sangre,
el hígado podrá recomponerse.
Saldremos
a compartir la terapéutica,
más sabios, más austeros y más cautos.
Somos muchos
en esta noche inesperada,
somos millones hurgándote intemperie.
Ningún trabajo es fácil,
ningún trabajador está demás,
si sabemos sumar necesidades
la tela zurcida flameará.



Villa Elvira, otoño de 2016

viernes, 8 de diciembre de 2017

Fernando Delgado, Dice que dentro de las fotos hay muchas cosas



FOTOS DE FAMILIA


Papá se engaña, cree
que no nos damos cuenta,
pero cada vez más temprano
se mete en la cama.
Mamá dice que está cansado,
pero nos va a ir bien.
A veces la veo sobre esa foto
con manchas de sangre en el piso.
Ella dice que dentro de las fotos
hay muchas cosas, pero
algunos no pueden o no quieren ver,
mientras señala con el dedo; aquellas,
son las fábricas cerradas
ahí está la gente saliendo a la calle,
cúbranse del humo de las balas, dice.
Ven, ese es un cartel del trueque
ahí estamos nosotros y también los muchos,
los ingenieros, los médicos, los músicos.
Allá atrás de todo, se alcanzan a ver los viejitos,
mas rotos que descosidos,
todos vienen llegando.
Mi hermano le dice: viejita,
tenés que descansar vos también,
pero mamá sigue viendo cosas
y no deja de hablar con los ojos llorosos,
recuerda los papeles pintados
la angustia de un país hundido para siempre
o casi, y se pregunta ¿cómo llegamos a esto?
miren, dice: esos son los cuerpos de Darío y Maxi
no lo olviden, nunca los olviden.
Por último, señala el centro de la foto,
esos son los ahorristas, golpeando
las puertas del infierno y lo que se escucha;
lo que se escucha es el ruido de un helicóptero,
que no se ve en la foto, pero es una realidad.



03/12/2017

lunes, 4 de diciembre de 2017

Horacio Verbitsky, El Perro no se calla



HORACIO VERBITSKY: EL PERRO NO SE CALLA

     “Al embarcar en El Cohete a la Luna quiero agradecer a quienes grabaron su mensaje de solidaridad y apoyo a la libertad de expresión con la consigna ‘Página/12 no se calla’, en el diario en el que trabajé durante treinta años, y a los muchos que se comunicaron por otra vía para preguntar y alentar. Los cuento entre los pasajeros de esta travesía en entorno digital. Aquí los espero, a partir del 10 de diciembre, en elcohetealaluna.com con mi nota de los domingos y mucho más. Va a ser todo un viaje.


     UNA HISTORIA AL COHETE

     El primer responsable del cohete que despegará desde aquí el 10 de diciembre es George Méliès, cuyo ‘Viaje a la Luna fundó hace 115 años la ficción cinematográfica, que me parece una expresión más justa que el cine fantástico o de ciencia ficción, que también se le endilga. Como era mago e ilusionista entendió y exploró antes y mejor que nadie las posibilidades del nuevo medio para contar historias que asombraran y divirtieran al espectador. Su contemporáneo Louis Lumière lo llamó el creador del espectáculo cinematográfico.
     Más previsibles, otros lo bautizaron el Julio Verne y el Cristóbal Colón del cine. Brian Jacobson, profesor de la Facultad de Artes Cinemáticas de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, cree que el cine de Méliès, ‘en su relación con la arquitectura, jugó un rol significativo en los cambios de la modernidad industrial que los historiadores de la tecnología describen como la mayor revolución tecnológica en la historia: la creación de un mundo crecientemente artificial, construido por el ser humano’. Hace poco más de un siglo. A Méliès le debemos la imagen que nos identifica.
Aquí es posible ver la película que filmó en 1902, en una versión HD, restaurada en 2010 con los colores originales que Méliès  pintaba sobre el celuloide. Son menos de 15 minutos deliciosos. Subo varias versiones, porque ninguna es perfecta. Sólo una tiene subtítulos en castellano, pero compensados con una chata locución en inglés. Vean la que prefieran: (…)
     En cualquiera que elijan, mi escena preferida es la de los paraguazos a los demonios que se desvanecen en una nube de humo, pero hay maravillas y metáforas para todos los gustos. El otro responsable de la nave ya se imaginan quien es.


     SOMOS MUCHOS MÁS QUE 562

     El otro responsable de que este cohete despegue hacia la luna se llama Maurizio Macrì y cree que sus órdenes son deseos para todo el mundo, ¿o era al revés? Furioso por la publicación de mi primera nota en Página/12 y en Economía Política sobre el blanqueo de capitales de su hermano Gianfranco, de su hermano de la vida Nicky Caputo, del presunto comprador de la empresa familiar, Marcelo Mindlin, del cuñado de su secretario legal y técnico Pablo Clusellas Zorraquìn, del primo de su jefe de gabinete Alejandro Jaime Braun Peña, de su suegra Pomi Awada y de sus cuñadas Leila y Zoraida dijo que el país estaría mejor si pudiera meter en un cohete y enviar a la luna a 562 personas. Muy Méliès, el presidente. Si fuera más Lumière, habría que mostrar 562 secuestros y asesinatos, tipo Triple A. Mejor que no.
     Pero Macrì es un optimista y vive una realidad tan fantasiosa como la de Méliès. Desde aquí, a partir del domingo 10 de diciembre trataremos de hacerle saber que somos muchos más que 562. Por empezar, me acompañan Fred Astaire, Eduardo y Victoria Basualdo, Eli Gómez Alcorta, Martín Kovensky, Damián Loreti, Mónica Muller y Adrián Paenza.
     En 1971, cuando España vivía el último lustro de la dictadura de Franco, el dibujante Forges (un viejito de barba nacido unos días antes que yo) publicó una pieza maestra del humor político. Un barbudo sentado en un banquito y con una lámpara apuntándole al rostro es interrogado desde las sombras por varios detectives de civil. Uno de ellos lo insta: ‘Confiesa, sabemos que sois 36 millones’.
     Busqué el dibujo, pero sólo encontré otros sobre el mismo tema, pertinentes para estos tiempos. En uno la consigna del investigador es ‘Confiesa. ¿Qué pretendías con eso de salario digno? ¿Subvertir el sistema?’. En el otro, apenas ‘Sabemos qué piensas’.
Porque sabemos lo que ustedes piensan, los citamos aquí y les pedimos que ayuden al buen destino del cohete, cuyo despegue se realiza con más entusiasmo que recursos.   Seremos lo que ustedes decidan que seamos.


Subite al cohete.”