sábado, 14 de enero de 2017

Ricardo Daniel Piña, Pasan los grandes pájaros o canción desesperada de amor a la patria




Los teros. Las águilas. Los ruiseñores.
Los cóndores verdes de los cebiles en flor, del final de la primavera.
Estoy cantando.

Y canto, canto y sigo, mi amor, y estamos en diciembre, y me reconforto adivinando la distancia entre los cerros, anteriores a la pared marrón de la puna. Y canto, canto.

Tarareo y silbo. Y me hundo en el cuenco majestuoso del río Yacone, casi seco en el verano, como una triste cabellera blanca de una anciana enamorada de sus días de juventud.

Alcanzo a distinguir el vapor que sube desde el tapizado montaraz de las laderas.
Toda la luz de los reflejos se reúne en el ciclo de la lluvia.

Mis ojos, son hojas de árboles y yuyal que se resiste al machete y crece y florece
y se antepone en ese discurso rojinegro y amarillo y ocre,
homologado por la pacha mama; de ramas y perfiles de frutos y semillas
y seres indefinidos con formas humanas o de bestias.

La luz amarilla se hace redonda
con nubes como rocas caídas al fondo de esa muralla de la puna,
que nieva piedras hacia un cielo celeste y verde.

Celeste del juego de la vista en sortear las ramas y otros verdes corriendo el telón amarillo, violeta y blanco de corcheas y semicorcheas de los sapos.

El río es una golosina que hace ruido en la saliva.
La saliva es una súplica de buen tiempo.
Y las nubes grises y azules caen delante de mí con neblina y fresco.

En el cincuenta y cinco,
La Fusiladora ó “Revolución Libertadora” (nombre de fantasía
de la empresa oligárquica argentina)
usó a los uniformados de las tres fuerzas armadas contra su pueblo,
para tomar el poder y echarlo a Perón de un gobierno elegido por su pueblo.
Porque le quitaban la propiedad de la nación.
Le quitaban la alternancia de esos festivos señores mamarrachos de la alta
sociedad de apellidos señoriales. La estirpe patricia a cambio de un aluvión de trabajadores del interior de la patria en la nueva industria pesada argentina.
No queda un solo militar dispuesto a tomar las armas contra el pueblo.
La independencia se construía con revolución y trabajo digno.
Y la oligarquía se resistió a ese atropello de los tiempos nuevos,
que avanzaba hacia la distribución equitativa de la riqueza.

Hoy, tienen el poder de forma democrática.
Evolucionan en la mentira. Justifican la esclavitud y nos cuesta creerlo.
Se cercioran de las sucesivas mutaciones del mando.
Seduciendo las masas de trabajadores con los medios informativos y los espejismos de la evolución natural en clases sociales.

Fusilaron con balas, en el ´55 a los leales que resistieron el derrocamiento de Perón.

Hoy fusilan con hambre y quita de conquistas populares. Ya no es más lo tuyo, estás frente a las armas en un basural. Estás muerto..

Ahora la torta, volvió a ellos. Los dueños del país.


El río es tibio y transparente.
Me recuesto de espaldas.
Los generales se suceden.
Los brigadieres.
Los capitanes mayores.
La luz del cielo habla de la tristeza.
Sabe qué pasó por esta tierra la usurpación de la propiedad.
El agua me acaricia y me lleva en su torrente suave.
Da golpeteos pequeños en mi espalda,
tendida al natural líquido de la montaña.

Un señor tiene el acceso a la propiedad de una tierra que trabaja otro.
Los cerros son roca sofocante y oscura de alguna vez.
Con los primeros pájaros fríos de la cordillera, precisamos la soledad casi inmediatamente, por un temor urbano de posesión del tiempo, que no existe.

El uniforme verde y azul,
esconde un invierno que no para de crecer con el sufragio universal.
Redondas como burbujas de clorofila,
alargadas como espadas de la independencia,
compuestas y unidas en nervaduras rojas, verdes, azules como banderas.

Como labios de carne como labios de fuego como piernas torneadas por el frenesí evolutivo de la especie.
Hojas permanentes de un verde cósmico.
Hojas de agua de lluvia negra.
Representante de las formas azules de arriba.


En el cerro, 21.12.2016 / 12.01.2017


Imagen: Diputada Mayra Mendoza, 21 de diciembre de 2016. Represión en “la Jujuy” de Gerardo Morales.

miércoles, 11 de enero de 2017

Vicente Zito Lema, Eva Perón resucitada

AGRAVIO A LA CULTURA

“La lucha es eterna entre la luz y las tinieblas…”

     En este momento histórico de nuestro país, cuando crece la conculcación de todas las calidades de Derechos Humanos, y en la ciudad de Mar del Plata, específicamente, es visto por todos el deterioro de la cultura por responsabilidad de la administración local, hecho que sigue siendo denunciado por prestigiosos referentes del arte y el pensamiento.


     Un verdadero agravamiento de la situación lo constituye la violenta irrupción de efectivos del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires en el Complejo Cultural Radio City Roxy el día 9 de enero en horas de la noche.


     Bajo oscuras argumentaciones que no supieron explicar ni precisar trataron con inusitada violencia al director de la prestigiosa institución, Marcelo Marán, hombre de vasta trayectoria en el teatro argentino, por todos conocido y respetado, menos por quienes llevaron a cabo este atropello a la cultura en nombre de las autoridades de la Provincia de Buenos Aires. 


     Todos debemos sentirnos agraviados y especialmente me involucro en esta situación por estar representando la obra de mi autoría Eva Perón resucitada en una de las salas del complejo. 


     Me solidarizo entonces con Marcelo Marán, y con los artistas y productores que esa noche fueron maltratados. Pido al gobierno municipal y provincial respeto por la cultura de nuestro país y mayor cumplimiento del mandato de los Derechos Humanos, ya que ninguna elección política legitima su violación. 


     Exhorto a los compañeros del arte y el espectáculo con quienes comparto el trabajo artístico en la ciudad y especialmente los que somos parte de esta aventura en la sala Melany, que integra el complejo, a que se manifiesten públicamente contra este verdadero agravio que perjudica a Marcelo Marán, al teatro y nos toca a todos.


Vicente Zito Lema,
Mar del Plata, 10 de enero 2017