lunes, 27 de enero de 2014

Leo el poema “Costumbres” de Juan Gelman

CASAS VACÍAS

Por JOSÉ MARÍA PALLAORO



Hoy, encuentro en internet un artículo bonsái de uno de los llamados poetas del noventa, esa década que quiso, y casi lo logró (déjenme ser optimista), destruir la casa de todos nosotros. No deseo generalizar, pero en ese período de extremo jolgorio para los pocos de siempre nacen y se desarrollan algunos poetas (no estamos a mediados de los sesenta ni principios de los setenta) que se dan cuenta de que vale la cosa. El mercado, la publicidad, el marketing. Y aprenden rápido, saben como vendernos su mercancía. (Cierta) crítica especializada los canoniza. Revistas y diarios, de derecha a izquierda, los entrevistan. Ellos sacan sus espejitos de colores y el papel picado. Y a otra cosa, mariposa. Eso sí, son irreverentes, aunque hasta cierto punto, no sea que terminen las notas, los viajes, las traducciones. No sea que en la solapa de un libro no podamos leer aquello acerca de fulano en palabras de un jurado zutano que con un cross a la mandíbula (es bueno practicar boxeo) nos dictamina que posee una lírica extraordinaria y su obra es fuente de inspiración para los autores de toda América Latina. Y Perengano hace la plancha y nos ilumina acerca de la poesía de Juan Gelman, es “infantil y vanguardista”, dice. Leo, ahora, el poema “Costumbres” de Juan Gelman, de su libro Cólera buey, editado en argentina en 1971 (hay una edición anterior, en realidad una selección de poemas que se publicó en Cuba, si no me equivoco, en 1965). Costumbres” es el último poema de la última sección del libro llamada Sefiní, treinta poemas escritos entre 1964 y 1965. Transcribo el poema: “no es para quedarnos en casa que hacemos una casa/ no es para quedarnos en el amor que amamos/ y no morimos para morir/ tenemos sed y/ paciencias de animal”.

Está bien, muchachos, es su kioskito. Hay que facturar, con la sola bondad no alcanza. Vuelvo a los versos de Gelman…, y sí, tenemos sed y paciencias de animal. 

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