lunes, 25 de marzo de 2013

COMUNA, contra el linchamiento corporativo de periodistas e intelectuales




CONTRA EL LINCHAMIENTO CORPORATIVO DE PERIODISTAS E INTELECTUALES


Comunicadores de la Argentina (COMUNA) defiende el derecho de todos los periodistas e intelectuales a elegir los temas que son objeto de sus investigaciones y ensayos y a criticar aquello con lo que no acuerdan.

Los trabajadores de la comunicación no deben ser agredidos ni menoscabada su libertad de crítica e investigación, lo que no quiere decir que no sea legítimo el debate sobre cómo lo hacen.
A partir de este principio, COMUNA repudia los ataques verbales y simbólicos contra el Director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, por sus análisis y opiniones, y contra el periodista, maestro de periodistas, Horacio Verbitsky, por retomar el contenido de las investigaciones periodísticas que tienen por objeto a la cúpula de la Iglesia Católica argentina.

Esas investigaciones no pueden ser tildadas de oportunistas ya que se remontan a décadas. Por caso, su nota de siete páginas sobre “La teología de la seguridad nacional” en la revista Crisis, N° 47, de octubre de 1986; o su primicia de tres páginas sobre la isla El Silencio, publicada hacia septiembre de 1990 en el segundo ejemplar de Página/30, dirigida por Jorge Lanata, hoy al servicio de los intereses del Grupo Clarín en todos sus formatos multimediáticos.




El repudio a los ataques de estos días es doble por cuanto son usados como arietes comunicacionales que se prestan a difundir infamias y mentiras, sin aportar pruebas ni documentación, base de nuestro trabajo si se entiende a la información como ineludible “remisión a fuentes”.

Nuestra solidaridad con González y Verbitsky nace en el respeto a una trayectoria de más de medio siglo, siempre basadas respectivamente en un inmenso desarrollo académico y en investigaciones que cuentan con documentación insoslayable.
La defensa de la comunicación democrática no implica coincidencia con las opiniones de cada colega y cada medio, pero sí es fundamental para la profesión que su ejercicio pueda ser llevado a cabo con respeto por la libertad de expresión que los grandes grupos mediáticos también declaman.

Por lo mismo, es repudiable el pronunciamiento de cualquier institución, sector o grupo corporativo que intenta desacreditar investigaciones periodísticas documentadas, descalificándolas como parte de supuestas campañas.


24 de marzo de 2013 - Comunicadores de la Argentina (COMUNA)


lunes, 11 de marzo de 2013

Alejandro C. Tarruella, poema para el compañero comandante Hugo Chávez



HOY NO QUIERO HABLAR POR LO QUE ESCRIBO

Éste es el presidente demócrata y guerrero
Que desnudó la espada en el verano
Y debió desnudarla en el invierno.
León Felipe (“Llamadme publicano” – México,1930)

Hoy no quiero hablar por lo que escribo, por lo que digo ni aún por lo que hago.
Hoy pretendo cierta distancia, un río que late en su torrentosa algarabía
para que sea nada más que un señuelo que acaso cabalgue la noche y su silencio.
Ha muerto Hugo Chávez y un rotundo murmullo se encandila en cada lágrima
en una marcha de pasos que adolecen y se duelen en el repique de esos pies
que llegan lejos, que vienen de pensamientos quejumbrosos en los cerros,
en las pequeñas viviendas que estaban en sus manos de pan y de justicia.

Quién pudiera decir todo lo que no alcanza a dibujar sobre palabras el espacio
donde el pueblo reasume su soberanía de historia, de heridas cuando calla,
en una enorme avenida que jamás comienza y no termina sino en un lamento
por el compañero que está ahí, como un resplandor, un relámpago o un rayo,
en una canción llanera o afroamericana, fantasmagorería donde bailan las palabras
jamás enunciadas porque los pueblos se yerguen de una vez, dicen lo suyo,
hacen el destino de todos, y se recogen para dejar paso a los vientos suramados.

Hugo Chavez nos lleva con él y está aquí, a la hora de la mesa o de la marcha,
compartiendo una idea que estalla en un sancochado de América del Sur
preparado cuando nadie lo espera, al que aguardan millones en el abra deslucido
de su esperanza que renace cada cien años, cada diez, y también cada día
con su cara de África, su oscura tez que todo lo esclarece, con su corazón de Orinoco,
de Amazonas, de Paraná, de Uruguay y del Plata, y resuena como un tambor
de palabras yorubas, guaraníes, quichuas y tehuelches, mordidas en barro americano.

Conocí al Comandante cierta mañana en las arenas del Congreso; trataba la historia,
la reescribía con Manuel Ugarte, con Martí, con Perón, con Artigas, Bolívar y San Martín,
decía que la historia es un relato vivo y que cada vez que convocamos a Sucre,
Sucre se repone de su ostracismo, se revuelve en las piedras, viento sur y galope.
¿Será por eso que vuelves y si vuelves, sobre la montura del tiempo con que atrapas
a los miserables en un saco roto, vibras en la luminosombra de los años, en la sur pasión
por los pobres para que no sean pobres sino ciudadanos que nos devuelvan tu nombre?

Hoy no quiero hablar por lo que escribo, por lo que digo ni aún por lo que hago.
No quiero leer poemas de oficina, escritos absurdos, presuntuosos
en estilo lírico administrativo, o a biógrafos soberbios, que salen a medrar en despachos sin fe,
pretendo que no me anden con cuentos, que no me vengan con cuentos
ni los unos ni los otros; el paso de los pueblos que a veces ruge, y a veces calla,
es una ronda a gritos en la ilusión de un niño, un caballo de madera con risas
asistida por un comandante que dice su verdad  y a veces canta por el sur
para que a la vida la cuenten los que sufren, los que luchan y los que esperan.


Alejandro C. Tarruella
Barracas al Sur, 10 de marzo de 2013

jueves, 7 de marzo de 2013

Hugo Chávez, por Norberto Galasso



Querido Comandante Hugo Chávez:
Cuando los veintitantos países de la América Latina vivían de espaldas, cada uno por su lado y arrodillado ante el Imperio- salvo Cuba- vos levantaste la bandera de la república Bolivariana de Venezuela y después fuiste figura central para repudiar el ALCA y para impulsar el ALBA, el UNASUR y el CElLAC. Pero no te bastó esa lucha por la unión latinoamericana, sino que afrontaste la reconversión de tu patria chica: recuperaste la renta petrolera para terminar con el analfabetismo y la enfermedad, creaste las misiones, diversificaste la economía y por si eso fuera poco, cuando se derrumbaba el "socialismo real" en la URSS, recuperaste la bandera del socialismo del siglo XXI, de un socialismo con raíces nacionales.

Te recuerdo todavía, aquí, en Buenos Aires, en el estadio de Ferrocarril Oeste cuando enlazaste a Gramsci con Alí Primera, a Martí con Perón, a Zamora con Felipe Varela, es decir, siempre al pueblo, porque el protagonismo del pueblo es imparable. Mucho hiciste, demasiado en tan poco tiempo, en favor de ese pueblo latinoamericano que hoy te llora y mañana continuará blandiendo tu bandera de antiimperialismo, unión latinoamericana y socialismo. Por eso no te fuiste, seguís con nosotros, día a día, en la creación del mundo nuevo y del hombre. Ahora descansá en paz. El pueblo latinoamericano seguirá fiel a tus enseñazas.

Norberto Galasso
5 de marzo