lunes, 5 de enero de 2015

Vicente Zito Lema, En memoria de Darío Santillan y Maximiliano Kosteki


PRELUDIOS DEL AMANECER

In memoriam de Darío Santillan y Maximiliano Kosteki

      
La noche se presenta pálida y agónica,
como un testigo de la eternidad.
Tengo preguntas en la noche...
La luna quiere saber de la mar: su estruendo
la espanta.
Enjambres de flores alucinadas increpan
la desolación de la tierra: se marchitan.
Los niños escuchan las respuestas de las
vírgenes de la piedad: el hambre
no tiene respuesta.
Mil preguntas flotan en la noche. En el cielo
del perpetuo socorro se alza una cascada de nubes rojas.
Sé que la agonía de la noche es el comienzo
de todas las agonías. Veo venir los soplos
siempre agrios del dolor que se llama soledad.
Sé que la eternidad de la noche es un espejo
de la fugacidad del día. Escucho los pasos
de la resignación. (Son de mi cuerpo,
pero no son míos...)

La voz de mi madre llega con la liviandad
de un susurro, el viento del sur mueve
las cañas de bambú
y ella aleja la palidez de la noche

-Te conozco. Nunca te resignarás. Ya
de niño preguntabas todo.

-¿Por qué la muerte de esos cuerpos, madre,
sangrando como ríos por la calle?

-¿Por qué la muerte de esas almas, madre,
ya secas como piedras, arrastradas como sacos
de basura, en la estación de tren de Avellaneda?

-¿Ellos que deseaban, hijo?

-Uno se agitaba por el reino de la belleza...
El otro pretendía la justicia del cielo
aquí, en la tierra...

-Ya tienes las respuestas sobre sus muertes, hijo...

¿Siempre será así, madre?
Los cuerpos devorados en su vida…
Las almas perdidas en su muerte…
Los cielos de diciembre son espejos de sangre…
¿Siempre será así, madre…?

Tienes la respuesta en tu propia boca, hijo…
No lo olvides: el que calla, otorga…

La noche avanza sobre el día,
pálida y agónica.
La única eternidad que se escucha es el silencio.
De los muertos es la quietud de la muerte.
De los vivos es la desesperación de la vida.


Vicente Zito Lema, Buenos Aires, 1939. Poeta.

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