HOMENAJE
AL DOCTOR NÉSTOR CARLOS KIRCHNER
Jardines
del Palacio de Luxemburgo, Paris,
23
de mayo de 2011
Al
principio fue la sorpresa. Después de años de vacilaciones triunfaba la
justicia. Néstor nos había relatado la crónica de esos días agitados antes de
la transmisión del mando en 2003. Nostálgicos de la dictadura lo habían buscado
para proponerle un arreglo. Hay que pensar en lo que era la situación crítica
del país en aquel momento.
Esos
políticos alegaban que el Presidente debía tener las manos libres para
gobernar.
Agregaban
que la cuestión de las responsabilidades por crímenes de lesa humanidad, debía
dejar de ser un fantasma que se
paseaba por la escena pública. Sus
visitantes, aseguraban tener los necesarios recursos para ello. ¡Ah, los
recursos para una política de impunidad! los contactos, la prensa y sobre todo
los jueces. Se entusiasmaban, para ellos nada era imposible en el camino de la
impunidad. Prometían obtener una
absolución definitiva de los represores por medio de una sentencia de la Corte
Suprema de la época. Con plena conciencia de la fragilidad política de su
situación, Néstor los habían tranquilizado diciéndoles que se calmaran, y le
dejaran a él la gloria de semejante solución. Es sabido que ocurrió todo lo
contrario.
Néstor
reconcilió con la política a vastos sectores de la población y especialmente a
los provenientes de la juventud de origen social modesto. Hablo aquí de la
política no sólo como experiencia práctica, sino también como una actividad
humana fundada en valores. Por favor, ¡no se sonrían!. Era una manera de
confirmar la antigua idea según la cual el poder carece de legitimidad si no
está basado en los derechos humanos, una manera de reafirmar que una democracia
avanzada no podría estar reducida a las alternativas electorales.
América
Latina vive una etapa de florecimiento. Para aquéllos que se obstinan en
ignorarlo es preciso decir que no
siempre es fácil ser contemporáneos de nuestro propio presente. Los sacrificios
de los caídos en el sub-continente luchando por un mundo mejor, no habrán sido
inútiles. Néstor no se resignó a considerar nuestras naciones como las
repúblicas etéreas de las que habló un Bolívar desilusionado. El mejor homenaje
que podemos ofrecer al Primer Secretario General de UNASUR es el de la unidad
de nuestros pueblos. A veces difícil,
nunca imposible. La mejora reciente de
las relaciones entre Colombia y
Venezuela así lo demuestra. La presencia fraternal de una oficina de UNASUR en
Haití, de la que soy representante y embajador, también es una demostración de
ello. Dos realizaciones que son parte del legado que nos ha dejado Néstor
Kirchner, ese presidente inolvidable, ese constructor de porvenires, ese hombre
que cambió Argentina y contribuyó a transformar América Latina. Ese hombre de
la sorpresa histórica. Una de esas sorpresas que constituirán, esperémoslo
así, una novedad perdurable.
Rodolfo Mattarollo nació en 1939 en Buenos Aires, y falleció
en la misma ciudad el 18 de junio de 2014. Autor de numerosas publicaciones
relacionadas a la temática de los derechos humanos y el derecho internacional
en su país y en el exterior. También destaca su labor como periodista, escritor
y poeta.
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