viernes, 28 de enero de 2011

Jorge Ariel Madrazo y un país que puede enamorar



ENVÍO

a N.K., i.m.


NO es verdad, hermanos,
dijo,
que este país no nos pueda
enamorar.
No hay que escuchar a los augures,
dijo.Y casi para mí
(lo juro) dijo:
Mire, choque aquí estos
cinco.
Le dije
que está bien que podíamos
poner pies a la obra
o manos a la obra o
lengua, dentición,
cartílago.

La saliva de la batalla, dijo,
quema, la muy dulce, la camisa, el amor.
Desde la multitud
sobrevuelan pájaros-silbidos.
Vénganse, hermanos,
luego dijo,
con su oxígeno elemental y
las frentes levemente
obstinadas. Valientes o
un acaso
titubeantes tal vez.

Suelten el puño, hermanos, dijo:
cuatro dedos:
murra del pueblo
y vendrán
los ademanes las generosas manos
de cuero
Yo, dijo, aquí vine aquí me quedo,
Que a lo largo lo ancho
Que el común
enemigo.
Estar a la altura y
demás, es sabido.
No dijo:
Aquí ya parto aquí me duelan, aquí
me apersono colectivo. Dijo:
tomen el buen uso
de la palabra, de
los sueños, de la batalla,

unidos, siempre,
dijo.


Jorge Ariel Madrazo nació en Buenos Aires en 1931. Poeta, narrador y periodista.

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