martes, 19 de febrero de 2013

Demetrio Iramain, Javier



JAVIER 


A Julián y a Javier


Javier trabaja en tribunales. 
Años atrás la dictadura amputó su familia,
el país le quitó los padres
que el pueblo heredó.

Su derecho a ser en el mundo es lo que
quedó de la conjunción entre
un abrazo y el odio, el jugo que resulta
del polen y la soda cáustica.

Se hizo hombre un día,
chiquitito e indefenso como era.
Sobrevivió al dolor,
lo aprendió en la calle.

Ahora puede amar y ser correspondido.

Javier trabaja en tribunales.
La Justicia podrá ser como
la bella palabra que la nombra
el día que haya otros como él en los juzgados,
miles y miles como Javier
tras las escaleras de mármol que
conducen al paraíso o Devoto.

"Democratizar el Poder Judicial", como se dice.

En criollo: que se parezca a Javier,
a su mamá y su papá, al pueblo
que los contiene a los tres.



No hay comentarios:

Publicar un comentario