REPRESENTACIÓN
DEL FUMADOR
Fuma
sentado en el cordón de la acera de
Broadway Avenue entre la 149 y 150 west y
dialoga con los átomos del humo de su colilla,
que suelen situarse a su lado; desdoblado, narra
a la sombra azulada cómo esquiva al carnaval
de máscaras sin rostro, que desfila en círculos
por su sentido común, buscando aplausos y olvido.
Desafía a la memoria, recoge sus rodillas y chupa
el pucho, disfruta de la garúa, y tose expulsando
voces de poetas amigos reunidas en sus pulmones.
Un gorrión picotea una cereza, brinca de una baldosa
a la otra, el escampe llega con maullidos perdidos,
el anochecer y la baba que a veces le corre de su risa.
El fumador teclea en el iPad y también la ceniza
al caer en la pantalla pulsa circuitos integrados, así
entretiene su sed de control. Una muchacha
se sienta junto a él y otra los fotografía, en la
ingenuidad de estar vinculando a su amiga
con una escultura de bronce de Arturo Di Modica.
A veces confunde el corazón con un cigarrillo,
le prende fuego y lo fuma mirando el ir y venir.
Broadway Avenue entre la 149 y 150 west y
dialoga con los átomos del humo de su colilla,
que suelen situarse a su lado; desdoblado, narra
a la sombra azulada cómo esquiva al carnaval
de máscaras sin rostro, que desfila en círculos
por su sentido común, buscando aplausos y olvido.
Desafía a la memoria, recoge sus rodillas y chupa
el pucho, disfruta de la garúa, y tose expulsando
voces de poetas amigos reunidas en sus pulmones.
Un gorrión picotea una cereza, brinca de una baldosa
a la otra, el escampe llega con maullidos perdidos,
el anochecer y la baba que a veces le corre de su risa.
El fumador teclea en el iPad y también la ceniza
al caer en la pantalla pulsa circuitos integrados, así
entretiene su sed de control. Una muchacha
se sienta junto a él y otra los fotografía, en la
ingenuidad de estar vinculando a su amiga
con una escultura de bronce de Arturo Di Modica.
A veces confunde el corazón con un cigarrillo,
le prende fuego y lo fuma mirando el ir y venir.
Alberto Pipino (Buenos Aires, 4 de
noviembre de 1942). Poeta. Vive en Manhattan.
El año pasado comencé a leerte y conocerte Era hora. Si vuelvo por allá te llamo para un café.Saludos
ResponderEliminarEl año pasado te conocí Era hora.Si vuelvo por allá te llamo y vamos por un cafe
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