VOLVIÓ
SILVIO
Mis
dedos son torpes. No los empujo a parodiar melodías porque apenas pueden
sostener sin romper lo que apoyo en mis manos. Mis oídos no registran notas
pero logran conversar con las canciones, aunque en ocasiones frustra y adormece
sueños infantiles, es quizá uno de los logros más interesantes.
En casa la computadora rezaba el Windows
‘98, no reproducía más que puteadas. Para escuchar melodías teníamos un equipo
de música y varios cds con un contenido tan azaroso que generaba más confusión
que ver una monja manejando una 4x4.
Entre esos estaba el disco Mano a mano. Cantaban Luis Eduardo Aute
y Silvio Rodríguez en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid; y parieron dos
discos que escuché durante mi adolenfancia. Son las únicas canciones que
reproduzco sin trastabillar en letras y ritmos, curioso, porque aunque escuché
mil veces las letras del trovador cubano aún enredo la lengua intentando
seguirlo.
En ese contenido azaroso había otros
(h)artistas que no revelaré por vergüenza pero que igual les agradezco por no
opacar, en las décadas que correspondan mi vida, a Silvio. “Pequeña serenata
diurna”, “Sueño con serpientes”, “Te doy una canción”, “La maza”, “Óleo de
mujer con sombrero”, “El necio”. Son algunas de las canciones que iban a
conversar conmigo años después. También estaba “Ojalá” que grité ignorando su
melodía cuando me rompieron el corazón por primera vez, y con dulzura
-desafinada- cuando logré reconstruirlo.
Tenía entradas hace unos meses para el
Luna Park, pero festejé muchísimo cuando me enteré que un tipo que huele a
callejuela y mantel nos ofrecía un Silvio en harapos, para todos. Llegué a casa
luego de la noticia y puse uno de los conciertos que más me gusta: Ensayos y
encuentros de 1985. No sé por qué. Tiene millones de encuentros que estremecen
hasta pieles cubiertas de botox. Será quizás porque está llena de jóvenes
irreverentes que cantan sus canciones con fuerza y a destiempo, agitando
pañuelos felices, porque la historia era otra, o porque su camisa negra recién
abrochada en el cuarto o quinto botón me genera una revolución hormonal propia
de “desnuda y con sombrilla”.
Suena y recuerdo mi particular gusto: “yo
soñé con aviones que nublaban el día justo cuando la gente más cantaba y reía”
(…) “Si pienso que fui hecho para soñar el sol (…) ¿Cómo es posible que duerma
entonces entre saltos de angustia y horror?”. Converso, como intento hacer
siempre. Pienso cuantas veces di amor a la militancia y cuantas me ha devuelto
sobresaltos de angustia. Cuántas veces pregunté cuánto quedará de pesadilla.
Por un segundo creo en las palabras que intentan prevenir a nuestra juventud de
la eterna rueda latinoamericana y los dolores repentinos. Silvio charla ahora
en mi cabeza mientras suena otra canción; casualmente vienen a convidar a
arrepentirnos pero nosotros siempre preferimos jugar a lo perdido. Me río
cuando dice, en la canción que resuena en la computadora y no en mi cabeza:
“echaron basura en nuestro verde jardín (…) si capturo al culpable de tanto
desastre lo va a lamentar”.
Es una identificación clara “verde”
y “jardín” pero teniendo en cuenta la coyuntura argentina me remite a otro
verde y otro jardín. Sobre todo cuando, descarado y amenazante, le anticipa el
lamento al culpable. Así es como sonamos las mujeres en el mundo. Descaradas,
amenazantes.
Vuelvo un poco en las canciones porque
duele que el tuerto mande entre ciegos y apuntalen la vieja moral… “Mi amor es
todo cuando tengo, si lo niego o lo vendo ¿Para qué respirar?”.
Silvio volvió y nos tentó a subir a un techo
para presenciar desde un palco inventado el espectáculo que llevaba cuadras
enteras. Levantando pañuelos. Cantando. Preguntando por Brasil. Silvio volvió y
nos reparó por un ratito el corazón, en un escenario que quedará echando raíces
en la memoria.
Silvio volvió y ahora sé que no importa cuántas
veces soñemos con serpientes si siempre habrá una fiesta en harapos que nos
devuelva la alegría. Nos los dice un hermano que ha sangrado con nosotros. Nos
los dice un cubano, lo dice un amigo.
La
Plata, octubre / noviembre de 2018
El
domingo 28 de octubre Silvio Rodríguez ofreció un concierto gratuito en
Avellaneda.
Leemos
en el portal Avellaneda (la foto de cabecera corresponde a este sitio):
“Nadie, ninguna
de las más de 100 mil personas que estuvieron ayer en la avenida
Belgrano olvidará el regalo que Silvio Rodríguez le hizo al pueblo de
Avellaneda una noche de octubre de 2018.
Familias enteras llegaron desde
temprano con mate y reposeras bajo el puente Crucesita, sobre la avenida
Belgrano, y coparon las plazas Lolita Torres y Ucrania y transformaron media
ciudad en un gigantesco auditorio.
El trovador cubano junto a su banda
brindaron un show de dos horas y media con las mejores de sus canciones,
nuevas, viejas e inéditas. Fue una fiesta inolvidable, en la que Rodríguez
emocionó al público con clásicos como Ojalá, Óleo de una mujer con
sombrero y muchas más. “Buenas tardes a todos, todas y toditos”, saludó el
músico y poeta ante los miles de aplausos. “Asumo este concierto como uno
de aquellos que hacemos en los barrios de La Habana”, dijo y la ovación tapó el
sonido de sus palabras.
Uno de los momentos más emotivos de la
jornada fue cuando el poeta cubano entonó Eva y espontáneamente la
multitud elevó los pañuelos verdes. Al final de la canción las 100 mil personas
reclamaron “aborto legal en el hospital”.
La fiesta había comenzado antes de la
aparición de Rodríguez. Emiliano del Río, la oriunda de Avellaneda Patricia
Malanca y el jujeño Bruno Arias calentaron la previa. Y también
lo hizo la venezolana Cecilia Todd, presentada nada menos que por el
propio Silvio.
“Nuestra América es nuestra y Silvio
nos viene a abrazar para llenarnos de amor revolucionario”, dijo Paola
Gallo, presidenta del Espacio de la Fraternidad Argentino Cubana (EFAC),
junto al presidente honorario, Atilio Borón. Y agradeció a la
Municipalidad por el esfuerzo en la organización del recital.
El intendente de Avellaneda, Jorge
Ferraresi, también aportó unas palabras antes del show de Silvio. “Es necesario
recuperar la alegría en estos tiempos de persecución de líderes de la
región. Necesitamos unirnos para recuperar a la Argentina en el camino de
nuestros próceres, como San Martín, Artigas, Perón, y los luchadores populares,
como el Che Guevara. Estamos de pie y vamos a luchar por la dignidad, por la
libertad, por el trabajo”, expresó.
El embajador de Cuba en Argentina, Orestes
Pérez Pérez, estuvo en el recital, además de personalidades del mundo artístico
y político. Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, actores y actrices, cantantes,
legisladores, intendentes, y todo el gabinete municipal.
El espectáculo fue declarado de
Interés Municipal a través del Decreto 3185/18, y el Honorable Concejo
Deliberante declaró a Silvio Rodríguez como Visitante Ilustre de
Avellaneda.
“Asumo este concierto como uno de
aquellos que hacemos en los barrios de La Habana” (Silvio Rodríguez)
La fiesta inolvidable: Silvio Rodríguez emocionó a más de 100 mil personas en avenida Belgrano
ResponderEliminarEl trovador cubano brindó un show gratuito durante más de dos horas. Organizado por el Municipio, el repertorio incluyó las mejores canciones. http://www.mda.gob.ar/noticias/la-fiesta-inolvidable-silvio-rodriguez-emociono-a-mas-de-100-mil-personas-en-avenida-belgrano/