jueves, 31 de mayo de 2018

Guillermo Saavedra, Suenan bombos, Vidal, pero no es fiesta





A UNA FALSA BONDAD PREFABRICADA


Un hada de curiosa residencia
–no en el bosque sino entre militares–
promete bienestar y, sin clemencia,
inflige canalladas por millares.

Su sonrisa dentífrica y buenaza,
subproducto de un chanta ecuatoriano,
se descose si un pobre la amenaza
con su abrazo de oscuro suburbano.

De su madre, la experta en bicicletas,
aprendió a pedalear a los docentes;
hoy ha dicho, entre dulces morisquetas,
que estudiar no es de pobres e indigentes.

Suenan bombos, Vidal, pero no es fiesta:
es el pueblo, va en busca de tu testa. 


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