Hubo una vez una ley. Esa ley permitía la pluralidad de
voces. Costó mucho esa ley, años de discusión, de trabajo. Es cierto, esa ley
nunca se implementó. Por diferentes motivos, no se implementó. Ayer, hoy, venimos comprobando la importancia
de esa ley que se derogó por decreto. Los medios de información que pertenecen
a los grupos económicos, casi el 100%, nos miente o se desentiende de lo que
está ocurriendo. Decenas de miles de personas en las calles, a la mañana, a la
tarde, a la noche, a la madrugada, para ellos no existimos. Lo único que cuenta
es los tiradores de piedras que no permitieron al pueblo acercarse a la Plaza
de los Dos Congresos (o Plaza del Congreso).
Esos tiradores de piedras, servicios como lo pudo corroborar Claudio
Lozano, cuando vio a dos quitarse remeras con la sigla (si no me equivoco) de
ATE y debajo de esas remeras chalecos antibalas. Seguramente hubo algunos
idiotas útiles, nunca faltan. Vimos a esos tiradores de piedras, y vimos la
cacería de manifestantes que no eran esos tiradores de piedras (tal vez hubo
alguno, ese nabo del mortero casero, aún no lo sé), vi a hombres y mujeres y
ancianos siendo arrastrados, detenidos, maltratados, heridos. Los grupos
económicos tienen su ley. Nosotros, las calles, militarizadas, aún así, vamos a
resistir.
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