HORACIO
VERBITSKY: EL PERRO NO SE CALLA
“Al embarcar en El Cohete a la Luna quiero
agradecer a quienes grabaron su mensaje de solidaridad y apoyo a la libertad de
expresión con la consigna ‘Página/12 no se calla’, en el diario en el que
trabajé durante treinta años, y a los muchos que se comunicaron por otra vía
para preguntar y alentar. Los cuento entre los pasajeros de esta travesía en
entorno digital. Aquí los espero, a partir del 10 de diciembre, en elcohetealaluna.com con mi nota de
los domingos y mucho más. Va a ser todo un viaje.
UNA HISTORIA AL COHETE
El primer responsable del cohete que
despegará desde aquí el 10 de diciembre es George Méliès, cuyo ‘Viaje a la Luna
fundó hace 115 años la ficción cinematográfica, que me parece una expresión más
justa que el cine fantástico o de ciencia ficción, que también se le endilga.
Como era mago e ilusionista entendió y exploró antes y mejor que nadie las
posibilidades del nuevo medio para contar historias que asombraran y
divirtieran al espectador. Su contemporáneo Louis Lumière lo llamó el creador
del espectáculo cinematográfico.
Más previsibles, otros lo bautizaron el
Julio Verne y el Cristóbal Colón del cine. Brian Jacobson, profesor de la
Facultad de Artes Cinemáticas de la Universidad del Sur de California, en Los
Ángeles, cree que el cine de Méliès, ‘en su relación con la arquitectura, jugó
un rol significativo en los cambios de la modernidad industrial que los
historiadores de la tecnología describen como la mayor revolución tecnológica
en la historia: la creación de un mundo crecientemente artificial, construido
por el ser humano’. Hace poco más de un siglo. A Méliès le debemos la imagen
que nos identifica.
Aquí es posible
ver la película que filmó en 1902, en una versión HD, restaurada en 2010 con
los colores originales que Méliès pintaba sobre el celuloide. Son menos
de 15 minutos deliciosos. Subo varias versiones, porque ninguna es perfecta.
Sólo una tiene subtítulos en castellano, pero compensados con una chata
locución en inglés. Vean la que prefieran: (…)
En cualquiera que elijan, mi escena
preferida es la de los paraguazos a los demonios que se desvanecen en una nube
de humo, pero hay maravillas y metáforas para todos los gustos. El otro
responsable de la nave ya se imaginan quien es.
SOMOS MUCHOS MÁS QUE 562
El otro responsable de que este cohete
despegue hacia la luna se llama Maurizio Macrì y cree que sus órdenes son
deseos para todo el mundo, ¿o era al revés? Furioso por la publicación de mi
primera nota en Página/12 y en Economía Política sobre el blanqueo de capitales
de su hermano Gianfranco, de su hermano de la vida Nicky Caputo, del presunto
comprador de la empresa familiar, Marcelo Mindlin, del cuñado de su secretario
legal y técnico Pablo Clusellas Zorraquìn, del primo de su jefe de gabinete
Alejandro Jaime Braun Peña, de su suegra Pomi Awada y de sus cuñadas Leila y
Zoraida dijo que el país estaría mejor si pudiera meter en un cohete y enviar a
la luna a 562 personas. Muy Méliès, el presidente. Si fuera más Lumière, habría
que mostrar 562 secuestros y asesinatos, tipo Triple A. Mejor que no.
Pero Macrì es un optimista y vive una
realidad tan fantasiosa como la de Méliès. Desde aquí, a partir del domingo 10
de diciembre trataremos de hacerle saber que somos muchos más que 562. Por
empezar, me acompañan Fred Astaire, Eduardo y Victoria Basualdo, Eli Gómez
Alcorta, Martín Kovensky, Damián Loreti, Mónica Muller y Adrián Paenza.
En 1971, cuando España vivía el último
lustro de la dictadura de Franco, el dibujante Forges (un viejito de barba
nacido unos días antes que yo) publicó una pieza maestra del humor político. Un
barbudo sentado en un banquito y con una lámpara apuntándole al rostro es
interrogado desde las sombras por varios detectives de civil. Uno de ellos lo
insta: ‘Confiesa, sabemos que sois 36 millones’.
Busqué el dibujo, pero sólo encontré otros
sobre el mismo tema, pertinentes para estos tiempos. En uno la consigna del investigador
es ‘Confiesa. ¿Qué pretendías con eso de salario digno? ¿Subvertir el sistema?’.
En el otro, apenas ‘Sabemos qué piensas’.
Porque sabemos lo
que ustedes piensan, los citamos aquí y les pedimos que ayuden al buen destino
del cohete, cuyo despegue se realiza con más entusiasmo que recursos. Seremos lo que ustedes decidan que seamos.
Subite al cohete.”
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