lunes, 4 de diciembre de 2017

Horacio Verbitsky, El Perro no se calla



HORACIO VERBITSKY: EL PERRO NO SE CALLA

     “Al embarcar en El Cohete a la Luna quiero agradecer a quienes grabaron su mensaje de solidaridad y apoyo a la libertad de expresión con la consigna ‘Página/12 no se calla’, en el diario en el que trabajé durante treinta años, y a los muchos que se comunicaron por otra vía para preguntar y alentar. Los cuento entre los pasajeros de esta travesía en entorno digital. Aquí los espero, a partir del 10 de diciembre, en elcohetealaluna.com con mi nota de los domingos y mucho más. Va a ser todo un viaje.


     UNA HISTORIA AL COHETE

     El primer responsable del cohete que despegará desde aquí el 10 de diciembre es George Méliès, cuyo ‘Viaje a la Luna fundó hace 115 años la ficción cinematográfica, que me parece una expresión más justa que el cine fantástico o de ciencia ficción, que también se le endilga. Como era mago e ilusionista entendió y exploró antes y mejor que nadie las posibilidades del nuevo medio para contar historias que asombraran y divirtieran al espectador. Su contemporáneo Louis Lumière lo llamó el creador del espectáculo cinematográfico.
     Más previsibles, otros lo bautizaron el Julio Verne y el Cristóbal Colón del cine. Brian Jacobson, profesor de la Facultad de Artes Cinemáticas de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, cree que el cine de Méliès, ‘en su relación con la arquitectura, jugó un rol significativo en los cambios de la modernidad industrial que los historiadores de la tecnología describen como la mayor revolución tecnológica en la historia: la creación de un mundo crecientemente artificial, construido por el ser humano’. Hace poco más de un siglo. A Méliès le debemos la imagen que nos identifica.
Aquí es posible ver la película que filmó en 1902, en una versión HD, restaurada en 2010 con los colores originales que Méliès  pintaba sobre el celuloide. Son menos de 15 minutos deliciosos. Subo varias versiones, porque ninguna es perfecta. Sólo una tiene subtítulos en castellano, pero compensados con una chata locución en inglés. Vean la que prefieran: (…)
     En cualquiera que elijan, mi escena preferida es la de los paraguazos a los demonios que se desvanecen en una nube de humo, pero hay maravillas y metáforas para todos los gustos. El otro responsable de la nave ya se imaginan quien es.


     SOMOS MUCHOS MÁS QUE 562

     El otro responsable de que este cohete despegue hacia la luna se llama Maurizio Macrì y cree que sus órdenes son deseos para todo el mundo, ¿o era al revés? Furioso por la publicación de mi primera nota en Página/12 y en Economía Política sobre el blanqueo de capitales de su hermano Gianfranco, de su hermano de la vida Nicky Caputo, del presunto comprador de la empresa familiar, Marcelo Mindlin, del cuñado de su secretario legal y técnico Pablo Clusellas Zorraquìn, del primo de su jefe de gabinete Alejandro Jaime Braun Peña, de su suegra Pomi Awada y de sus cuñadas Leila y Zoraida dijo que el país estaría mejor si pudiera meter en un cohete y enviar a la luna a 562 personas. Muy Méliès, el presidente. Si fuera más Lumière, habría que mostrar 562 secuestros y asesinatos, tipo Triple A. Mejor que no.
     Pero Macrì es un optimista y vive una realidad tan fantasiosa como la de Méliès. Desde aquí, a partir del domingo 10 de diciembre trataremos de hacerle saber que somos muchos más que 562. Por empezar, me acompañan Fred Astaire, Eduardo y Victoria Basualdo, Eli Gómez Alcorta, Martín Kovensky, Damián Loreti, Mónica Muller y Adrián Paenza.
     En 1971, cuando España vivía el último lustro de la dictadura de Franco, el dibujante Forges (un viejito de barba nacido unos días antes que yo) publicó una pieza maestra del humor político. Un barbudo sentado en un banquito y con una lámpara apuntándole al rostro es interrogado desde las sombras por varios detectives de civil. Uno de ellos lo insta: ‘Confiesa, sabemos que sois 36 millones’.
     Busqué el dibujo, pero sólo encontré otros sobre el mismo tema, pertinentes para estos tiempos. En uno la consigna del investigador es ‘Confiesa. ¿Qué pretendías con eso de salario digno? ¿Subvertir el sistema?’. En el otro, apenas ‘Sabemos qué piensas’.
Porque sabemos lo que ustedes piensan, los citamos aquí y les pedimos que ayuden al buen destino del cohete, cuyo despegue se realiza con más entusiasmo que recursos.   Seremos lo que ustedes decidan que seamos.


Subite al cohete.”

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