INFANCIA EN DICTADURA
No me gustan las
cosas que llegan por la noche.
El circo que
ocupaba el descampado
con una sigilosa extravagancia montaba sus destartaladas piezas.
Y a la mañana siguiente, en la panadería,
unos seres animados e irreales,
ocupaban el espacio,
desorientando a los niños, los perros y las viejas
que volvían a sus casas sin el mandado.
con una sigilosa extravagancia montaba sus destartaladas piezas.
Y a la mañana siguiente, en la panadería,
unos seres animados e irreales,
ocupaban el espacio,
desorientando a los niños, los perros y las viejas
que volvían a sus casas sin el mandado.
No me gustan las
cosas que se instalan por la noche
como una amenaza que se dice por lo bajo.
como una amenaza que se dice por lo bajo.
Los soldados que
todos los 9 de julio esperaban a los gallos y el desfile,
hacían el chocolate en los tanques despintados,
el frío del amanecer apretaba la entrepierna
de los raídos trajes verdes
y el casco helaba el cuero de la cabeza,
los pibes colimbas meaban la leche recién ordeñada.
hacían el chocolate en los tanques despintados,
el frío del amanecer apretaba la entrepierna
de los raídos trajes verdes
y el casco helaba el cuero de la cabeza,
los pibes colimbas meaban la leche recién ordeñada.
Abanderados y
escoltas aparecían en el horizonte
como un sol artificial
con maestras que ya murieron de cáncer y desconsuelo.
La noche anterior, las madres almidonaban los uniformes
y delantales apretando la plancha sobre los dobladillos,
descargando la furia sin más de entregar a sus hijos a los ojos
de interventores, generales, jueces, párrocos y altivas
directoras de escuela.
como un sol artificial
con maestras que ya murieron de cáncer y desconsuelo.
La noche anterior, las madres almidonaban los uniformes
y delantales apretando la plancha sobre los dobladillos,
descargando la furia sin más de entregar a sus hijos a los ojos
de interventores, generales, jueces, párrocos y altivas
directoras de escuela.
Mi abuela decía
“nunca crean en nada que tenga polleras:
ni directoras ni ingleses ni sacerdotes”.
ni directoras ni ingleses ni sacerdotes”.
No me gustan las
cosas que se instalan por la noche
como una verdad susurrada que se dice una sola vez
como una verdad susurrada que se dice una sola vez
o una sirena
que no viene de ningún lado
pero viene hacia nosotros.
que no viene de ningún lado
pero viene hacia nosotros.
De: "Pueblo", Edición La Gran Nilson, 2015.
Julia Magistratti (Azul, Provincia de Buenos Aires, 1976).
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