(a León Rozitchner)
El retador de la Materia Oscura
golpea sobre la bolsa de la Costumbre,
cuerpo putrefacto, hábito
de un sentido común envilecido
por todos los dioses
del sometimiento humano.
Peso coagulado
por el hábito del poder
obstruyendo la creación de lo nuevo.
El púgil persevera con su doxa
y a través de su risa
convoca repentino el azar de la vida,
la vida misma pugna
ahora, prorrumpe victoriosa
al centro del polígono,
contradictoria y ávida,
cálida carne en desenvolvimiento,
dialéctica del alba.
Y nuestro agotado luchador
sonríe.
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