hay
que tener ganas de escribir un poema en medio de este caos,
pretender la antorcha fría de la palabra, subyugarla al
sentido de lo inmediato, saber austeramente de antemano que
el poema está condenado al olvido, hay que estar despierto y
dormido en una suerte de vigilia y de sueño, consagrarse al
nada meritorio insectario de la bulimia poética porque
en medio de este caos la palabra pan no se come, no
sabe a nada el pan de tres siglos ni el pan agorero del
que retorna al nido con el pretexto vacío del estómago concreto,
hay que tener ganas, me digo, de escribir un poema en
medio de este país que rima con pis y con des-gracia,
y sin embargo dar las gracias con el tono feliz del
que resucita en cada puerta la muerta voz de la palabra.
pretender la antorcha fría de la palabra, subyugarla al
sentido de lo inmediato, saber austeramente de antemano que
el poema está condenado al olvido, hay que estar despierto y
dormido en una suerte de vigilia y de sueño, consagrarse al
nada meritorio insectario de la bulimia poética porque
en medio de este caos la palabra pan no se come, no
sabe a nada el pan de tres siglos ni el pan agorero del
que retorna al nido con el pretexto vacío del estómago concreto,
hay que tener ganas, me digo, de escribir un poema en
medio de este país que rima con pis y con des-gracia,
y sin embargo dar las gracias con el tono feliz del
que resucita en cada puerta la muerta voz de la palabra.
León Peredo (San Justo, Argentina, 1978. Reside en
La Plata)
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