miércoles, 8 de noviembre de 2017

Oscar Flammini, El espíritu de la Revolución de Octubre no ha muerto


A 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA
“La Gran Revolución de Octubre"


“No es difícil darse cuenta de que vivimos
en tiempos de gestación y de transición
hacia una nueva época.”
(Hegel, Fenomenología del espíritu)


     Este mes de Noviembre según nuestro calendario (Gregoriano) se cumplen 100 años de aquellos acontecimientos que describió tan brillantemente el periodista norteamericano John Reeds en su famosa novela Diez días que conmovieron al mundo (Ten days that shook the world).

     Sin duda la “Gran Revolución de Octubre” nombre con que paso a la historia fue uno de los hechos más significativo de todo el siglo XX; los obreros, campesinos y soldados rusos organizados en  Soviet (Asambleas populares)derrocaron a la autocracia zarista y comenzaron a transitar la construcción de una nueva sociedad sin explotados ni explotadores, la sociedad socialista.

     Un siglo después esa experiencia sigue suscitando por un lado la simpatía de todos los explotados, los excluidos y humillados del mundo, de todos aquellos que para el sistema capitalista no son nada más que un número y una máquina de producir ganancias. Y por otro lado el desprecio y los ataques más furibundos de los explotadores y las derechas de todo el planeta cuyos aparatos ideológicos y propagandísticos tergiversa e inventa las más burdas mentiras para denigrar esta gesta heroica del pueblo ruso.

     Para estos traficantes de mentiras al servicio del poder financiero, la revolución de Octubre no fue más que un simple “golpe” elaborado por la maquiavélica cabeza de Lenin y ejecutado por los bolcheviques. Para su mirada estrecha y despectiva para todo lo que sea obrero y popular, el pueblo ruso era una desvalida comparsa confundida y manipulada por los comunistas. En las referencia y comentarios de estos escribas del poder será inútil buscar ni siquiera una insinuación sobre el infierno capitalista en el que surgió en definitiva la revolución.

     También  silencian  vilmente el dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte que género la Primera Guerra mundial (guerra por el reparto económico y de poder en el mundo desatada por las potencias capitalistas). Nada se dice de la oprobiosa autocracia zarista que ahogaba al pueblo trabajador y lo condenaba al atraso, la miseria y la explotación.

     En verdad fueron esos obreros, campesinos y soldados, quienes derribaron al trono imperial y si Lenin y los bolcheviques se constituyeron en la dirección de esa revolución fue porque supieron interpretar el anhelo de justicia e igualdad de los trabajadores rusos, supieron escuchar a los campesinos en su necesidad de librarse de una nobleza parasitaria y fueron sensibles a la necesidad de proclamar la paz para acabar con la carnicería de esa guerra inter imperialista.

     Cuando se habla de la revolución de octubre se oculta o se olvida que este pueblo inicio la construcción de la nueva sociedad , la sociedad socialista, no  solo como un hecho inédito, no  había ninguna experiencia que pudiera servir de guía, sino en condiciones difícilmente imaginables hoy. Un país que además de su gran atraso, perdió en un lapso de 30 años 40 millones de personas víctimas de dos guerras mundiales y de la guerra civil impuesta tras la revolución por la agresión de 20 países capitalistas.

     Solo en la segunda guerra mundial la derrota del nazismo cuya carga mayor recayó sobre la Unión Soviética y su pueblo, costó la vida de 27 millones de trabajadores y soldados; pese a todo ello la URSS se constituyó en una potencia mundial cuyos logros en aspectos como la ciencia, la educación, la salud, la cultura, el deporte, etc. son incuestionables.

     Hubo también críticas bien intencionadas y no faltas de razón. Nadie podría negar que en  este proceso de construcción se cometieran errores, equivocaciones  y desviaciones lamentables, No obstante señalar y reconocer este aspecto, no sería ocioso reflexionar sobre las diferentes  formas de concebir y evaluar un proceso social de cambios: una es hacerlo desde una mirada mecanicista, lineal, sin contradicciones, podríamos decir, idílicas, ignorar que hay fuerzas que actúan en diferente dirección, con grupos que defienden con uñas y dientes sus mezquinos intereses, fuerzas que cuentan con el poder económico, poderosas relaciones internacionales etc., y otra es comprender que todo proceso social tiene, si es un verdadero proceso de cambios, aciertos y errores, avances y retrocesos, momentos de crecimiento y momentos de estancamiento, para los primeros tal vez la experiencia del pueblo ruso puede verse como una utopía, sueños idealistas, un romanticismo terminado en un fracaso. Si se la mira cómo se desarrolla  todo movimiento vivo y dinámico con sus aciertos y errores con sus avances y retrocesos (como es la vida en si misma), ni siquiera lo que  consideramos errores serán inútiles porque el error si se lo identifica y reconoce puede ser un impulso para avanzar hacia una etapa superior.

     Por todo esto el espíritu de la Revolución de Octubre no ha muerto, porque expresa anhelos perennes de Justicia e Igualdad, porque muchos de los problemas que planteara desde su origen no han sido resueltos y por el contrario se han agudizado y es imposible que su solución pueda llegar en el marco del sistema capitalista, porque es el sistema capitalista quien los genera, entre ellos: la creciente concentración en unas pocas manos de las riquezas del mundo, la destrucción del medio ambiente, el recalentamiento del planeta con su consecuencia de fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes, más violentos y con mayores costos para la humanidad, las guerras de rapiña por el usurpa miento de las riquezas naturales con el costo de millones de vidas, el individualismo, el consumismo , la competencia, la ganancia, el culto al ego y la avaricia, la falta de solidaridad,  todo ello en nombre del “Dios Mercado”  está llevando a la humanidad al borde del abismo.

     Por eso se equivocan  quienes creen que la revolución de Octubre ha muerto, que es un hecho del pasado. La huella de esta revolución está allí y 100 años después su impulso aún no ha desaparecido. Este aniversario será recordado y conmemorado por millones de trabajadores y de personas honestas en todo el mundo.


     “Cuando el cambio sobreviene en el mundo, la época de la tranquila sobriedad y la paciente sumisión, es destruida, arrasada porque la revolución es el vacilar de las cosas” (Hegel, Escritos políticos)

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