lunes, 3 de julio de 2017

Chusma, fotos de Coti López















Chusma no significa nada. Chus-ma es una palabra inútil. Puede ser
atribuida al fascismo de ruleros, a la vecinocracia que incuba el
huevo de la serpiente. Pero también puede ser un rostro salvaje.
Chusma en negro o en blanco. El primer pensamiento que se agita en
mi mente es la mirada impertinente, la mirada vecinal y contravecinal
que se te mete en tu casa y quiere saber cómo vivís y hacés las cosas
todos los días cuando te despertás y vas a dormir. Pero insisto
que chusma no significa nada. Para el periódico local, los mejores
lectores son los chusmas porque llevan y traen un runrún que no tiene
contenido, más que aquel que hace chusma. Es efectivo porque limpia
y recibe el nombre de chusma que se mete en todas las cosas cual
virus en la palabra que todos comienzan a hablar sin darse cuenta.
Chusma recibe el nombre de todos los intelectuales y artistas de
una ciudad pacata, que colaboró con exterminar a sus mejores hijos
que eran, para ellos, los peores chusmas. Los intelectuales de esta
ciudad pacata convergen como grupo o asociación de perros escondidos
en caniles de elite que salen a oler el culo a sus adláteres chusmas.
Ellos son tan chusmas como aquellos que salen también a chusmear los
viernes a la noche y después se guardan. El positivismo lo sabe bien,
por más que lo niegue: todo lo culto nace de lo popular. Por ahora
podemos decir que todo lo culto nace de la chusma. Y toda chusma puede
llegar a ser culto.
Chusma es una palabra sensible para la mirada. Se puede fotografiar
el concepto. Pero es inútil, eso no le sirve al funcionariado de turno
que la clasifica para quedar bien con el progresismo bienpensante.
Porque la belleza ha muerto, salvo para quien pasea y la capta en
un rapto. Cada criatura atrapada en un minuto de peligro. En esa
secuencia de imagen tiempo-movimiento, el daguerrotipo siglo XXI es
algo inolvidable. Una cadena de deseos.



Entraron los viernes por la tarde. Invadieron la ciudad como ratas
las chusmas. Le dieron una postal a la señora chismosa de ruleros que
cacerolea indignada cuando le retienen al campo. Cuando le retuvieron
los ahorros. De a poco se juntaron otros varios vecinos del centro y
pensaron en hacer listados de nombres. Coser prontuarios y dárselos al
comisario de turno para que observe y requise. Que constate lunares,
tatuajes, fenotipos, gorras y modismos. Un Hamelin para limpiar a la
chusma se consigue al por mayor en el mercado de limpiachusmas. Pero
eran muchos, cada vez más. En todas las esquinas llegaban de todos
los márgenes para reírse, abrazarse, fisgonear y hacer la previa de
la noche más oscura.

 

Tras vestir
No es igual a vestir después
El pecho de color es fulgor
Como una criatura lamida por el sol
El fantasma viaja haz de luz que capta el pez-on
Así la Chusma sueña bajo el agua nocturna ser pez-on
Y a la mañana es Sherezade cuenta el sueño de su amado
Se lo trasmite como un almíbar del oído a la boca susurro chusma
Tras vestir no es igual a vestir antes



Todo chusma en una plaza sabe
Que el único mesías radica en el pueblo
En algún vértice escondido de multitud
Donde fulge algo
El pun-ctum está en un desliz un respiro
Chusma sabe que hay que buscarlo como tesoro
No es un lumpen ni está alienado
Aunque no lo reconozca
Las estrellas nacen dentro del pecho del pueblo
de una chola o un cholo con una espina adentro de tristeza
que agrieta el centro del mundo
un pibe a punto de caer muerto en una esquina
sostiene todas las miserias latentes a punto de estallar
una mujer encerrada dentro de un cuerpo macho
es todo pueblo su tierra
es pueblo ambiguo que espera resolución con el cuchillo afilado
para entrar en escena
para atrapar el vuelo de un ángel
para soñar de nuevo




 


Fotos de Coti López
Textos de Julián Axat
Contanza “Coti” López nació en General Belgrano, provincia de Buenos Aires, en 1980. Abogada y fotógrafa. Chusma es su primer libro.
Julián Axat nació en La Plata en 1976. Abogado y poeta.

Fotos de fotos, Jmp.

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