VECINOS CON BANDERAS
¡Mal culiao, mal culiao!
Le gritan de todo al ingeniero
cuando llega
con su gobernadora flaca y
sus custodios.
El aire a la redonda se tensa
y se sacude
como con el revuelo de mil
pájaros.
La gente que está con sus
niños
en los brazos, o con sus
viejas bicicletas,
o con sus ganas, ahí justo
en la esquina,
debe ir recordando los
momentos
más amargos de su vida,
sino
no se explica tanta saliva
y pulmón
y tanta fuerza para gritarle
las barbaridades
más sinceras que le gritan.
El ingeniero,
como todo zorro extraño,
pone cara
de perro distraído, mente
en blanco,
pareciera, o quizá, pienso,
debe
decir tragame tierra, o qué
es esto,
o la puta madre. Y así,
página
barata y ruin de nuestra
historia
patria, es también como
los connacionales
estamos viviendo esta
dura
y cochina temporada en
el infierno.
.
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