sábado, 27 de febrero de 2016

Daniel Ponce, Misceláneas argentinas



     El señorito descocado Esmeraldo Lopérfido sufrió un duro revés. Sabe, de ahora en adelante, que la lengua deberá usarla para relamerse, evitando, así, que se la hagan tragar cuando mencione que los derechos humanos fueron parte de una timba para negociar sangre por dólares y cuando presente estadísticas que sólo ocurren debajo de su melena teñida. Afirmó, por ejemplo, que los desaparecidos son muchísimos menos que los 30.000, y que, quizá, se trate una sumatoria irrelevante. Dos millones y medio de firmas avalaron el pedido de renuncia de Esmeraldo. Es innegable, por lo tanto, que el mencionado "gestor cultural" goza de popularidad, negativa.

     El walking dead Carlos Méndez, ex presidente, sportsman, latin lover y bon vivant, dijo, en un reportaje que se suponía picante, que no recordaba haber tenido trato íntimo con travestis pero de lo que sí estaba seguro era que Cristina Kirchner había matado a su marido, debido al maltrato que éste le propinaba. Se eximió de precisar si Néstor Kirchner había sido muerto de un martillazo o si había sido envenenado con Racumín.

     Para desgracia de operadores filosófics como Santiago Kovadloff, teórico de la tolerancia postvolteriana, el bibliófilo Alberto Manguel fue designado director de la Biblioteca Nacional. El susodicho reside en Canadá y posee una granja medieval en cierto paraje de la campiña francesa, donde, se dice, atesora 30.000 libros. Su permanencia en Buenos Aires duró cinco días, que utilizó para una media docena de reuniones y para infundir zozobra a los trabajadores de la Biblioteca. Aseguró que no será su función echar gente. Y partió. Es altamente probable que ocupaciones más interesantes e impostergables hayan influido en su decisión de dejar el país. Se puede asegurar, también, que la elección del bibliófilo fugado sea toda una opinión de la dirigencia oficial respecto de la cultura: por un lado la noción de cultura vinculada al coleccionismo fetichista -porque nadie en sus cabales puede afirmar que leyó 30.000 volúmenes- y, por otra parte, la necesidad de encontrar a un personajón desdibujado pero imbuido de cierto tufillo francobritánico como reaseguro de la alta cultura. En definitiva, la suma de dos prejuicios decimonónicos de país colonial.

     El Presidente Macri difundió una fotografía de su perro, llamado Balcarce, sentado en el sillón presidencial. 

     La Secretario de Comercio, Miguel Braun, que proviene del grupo económico Braun Menéndez-Menéndez Behety, propietarios de la cadena se supermercados La Anónima, difundió la noticia de que los "precios cuidados" culminarán en abril de este año, anunciando así la defunción del único control de precios que favorecía a los consumidores y que daba oportunidad a segundas marcas para tener mercado. De continuar una política de precios libres, favorable a los grupos monopólicos, podría proponérsele al Secretario de Comercio que inculque a los empresarios una práctica que sus ancestros patagónicos llevaron al paroxismo: pagar salarios con vales, sólo cangeables en los establecimientos de los emisores de los vales. Esta política premonetaria, también utilizada por Patrón Costas en sus establecimientos de Salta, resolvería, además, el problema de la emisión indebida, de la liquidez, de la competencia y, más aún, de los salarios. 

     Se pueden consultar los cortes programados de energía en la página del ENRE. El titular del ENRE fue gerente de Edesur, de modo que es aceptable que la información sea fidedigna.

     El Estado se endeudó en 5.000 millones de dólares. Recurrió a un grupo de bancos extranjeros, entre ellos el HSBC, el Deutsche Bank y el JP Morgan, para que le prestaran la divisas. Como garantía de este préstamo el Estado entregó 10.000 millones en títulos públicos con una cláusula de devolución de 11 meses. De no pagarse este compromiso, los bancos usureros se quedarán con los bonos más una ganancia de 300 millones de dólares que es el costo financiero de la operación. Los bancos intervinientes como prestamistas tienen funcionarios en la administración macrista, distribuidos en puestos claves de la dirigencia económica.

     Barak Obama visitará a la Argentina el próximo 24 de marzo, día en que se cumplen 40 años del sangriento golpe de Videla y sus neoliberales. La Dra. Lilita Carrió anunció que no irá a Roma.

     Durante el aquelarre justicialista o congreso partidario, el senador por Río Negro, Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada de senadores de FPV solicitó un acuerdo político para que gobernadores e intendentes que requieren ayuda financiera la logren para salir del default. Fue abucheado pero Pichetto se mantuvo lo más campante. Pocos días atrás, había criticado duramente la política económica impulsada por Kicillof, culpándolo de la errática situación actual por haber sido "un mal ministro de economía".

     El regreso al libre mercado y, por ende, la paulatina desactivación del Estado como regulador y promotor de políticas públicas, muestra su cara feroz en las medidas adoptadas en los últimos tiempos por el gobierno macrista. El festín de los grupos económicos, el enriquecimiento derivado de la transferencia de fondos y del levantamiento de medidas restrictivas a la importación, la desregulación del control cambiario, son algunos de los lados de una caja que encierra nuevos obstáculos. Una devaluación del 50 %, la suba desorbitada de los precios del consumo, el alza de las tarifas -en algunos casos de hasta el 500 %, los despidos... Economistas salvajes y agoreros como Espert, Broda o Melconián comienzan a ver cumplidas sus profecías: el mercado es el supremo hacedor y los salarios son un costo que hay que evitar.

     Un viejísimo y agrio adagio español puede ser útil para tipificar la indiferencia y el utilitarismo de los ricos, aunque la palabra se le asigna, en el refrán, a un campesino bruto: “Justo que el burro se había acostumbrado a trabajar sin comer, se me murió”. 

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