lunes, 27 de octubre de 2014

Carlos J. Aldazábal, Y sin saber estábamos



(Y sin saber estábamos)

El hielo no fomenta los abanicos
ni los suaves modales que ensayan los hipócritas.

Por eso te acusaban con el dedo,
por el saco mal puesto, la crispación y el grito.

En contra de los buitres que ensayaban excusas
se proyectan los retratos de la ESMA
y los pañuelos blancos y la Justicia blanca.

Porque la nieve traía un viento nuevo,
un viento que soplaba desde el Sur, desde el Norte,
en todos los sentidos de esta América Nuestra,
América dispuesta a escupir en el plato
de las sobras podridas del Imperio.

Así pasó la Historia:
las cosas ocurrían bajo un manto de nieve,
y sin saber estábamos esculpiendo en el hielo
con todos los temores que da el frío.

Ahora que te has ido el temor no es escarcha
y los caranchos vuelan buscando otro cadáver:
con sus sacos bien puestos, con sus modales tibios,
con grandes abanicos para sus ambiciones
que se pusieron gordas equivocadamente.

Porque ahora sabemos y estamos donde estamos:
seguimos esculpiendo en el hielo, en el aire,
con Cristina, con Evo, con el Che, con Evita,
con Correa, con Chávez, con todos los exentos
de los buenos modales. Con todos nuestros muertos.

Porque no volverán aunque no cese el llanto:
ruptura de glaciar que tanto duele
por la forma vikinga en que te lleva
ese hielo celeste de la Patria.




a Néstor Kirchner, inédito, 27/10/10

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