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Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron in Argentina y cosa (Fuente Infobae) |
UNA
BESTIA IMPUNTUAL EN FRANCA PARLA
Mesié le
president, je sui la viz.
Le notre chef n’avé podí venir
me il me dié pur vu cet suvenir:
la camiset de Boq e un longaniz.
Le notre chef n’avé podí venir
me il me dié pur vu cet suvenir:
la camiset de Boq e un longaniz.
Je coné bian
Parí, me ici Cristine
me fe parir avec ses bruts discurs.
Si vu vulé comprer dans Carrefour,
je iré avec vú feliz, será divine.
me fe parir avec ses bruts discurs.
Si vu vulé comprer dans Carrefour,
je iré avec vú feliz, será divine.
Mesié pe allé
tranquil pur la cité:
madame Bullrích rajó les kirneristes,
especialmón les pobres e otres quistes,
regardé bian: ce tut bian desolé.
madame Bullrích rajó les kirneristes,
especialmón les pobres e otres quistes,
regardé bian: ce tut bian desolé.
Me por favor ne
me demande rian:
je sui un bolude rodant, je ne comprand!
je sui un bolude rodant, je ne comprand!
A
TRES TURROS CON TOGAS Y ENTONGADOS
Un Carnevale, un
Urso y una Viña,
tres garnachas con togas y entongados
con la mafia oficial, han despreciado
el derecho a justicia de una niña.
tres garnachas con togas y entongados
con la mafia oficial, han despreciado
el derecho a justicia de una niña.
Obtusos,
machiturros y alcahuetes,
todo le cabe menos el respeto
a esta espesa indecencia hecha terceto
que entrega con su fallo hasta el ojete.
todo le cabe menos el respeto
a esta espesa indecencia hecha terceto
que entrega con su fallo hasta el ojete.
“Que hayan
violado y luego asesinado
a una piba indefensa, no es seguro”.
Esa es la conclusión de estos canguros,
de este trío de abortos chacinados.
a una piba indefensa, no es seguro”.
Esa es la conclusión de estos canguros,
de este trío de abortos chacinados.
Justicia
proveerá, lacras con panza,
en el culo de ustedes tres balanzas.
en el culo de ustedes tres balanzas.
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Saudi Crown Prince Mohammed bin Salman arrives in Buenos Aires for G20 (Fuente Infobae) |
NI
SIQUIERA UN BUEN CIRCO
Más allá de constituir una vergüenza en sí
mismo y de ser la emergencia muy posiblemente inducida del componente mafioso y
fascista que anida en nuestra sociedad y, en especial, en ciertas formas de la
política, el triste episodio del atentado contra el ómnibus en que viajaban los
jugadores de Boca el sábado pasado y sus no menos patéticas repercusiones y
derivas dejan en claro, entre otras cosas, dos rasgos esenciales de este
gobierno de lacras con polainas. Por un lado, su inagotable
irresponsabilidad, en este caso, al afirmar alegremente que un partido como ese
se podía jugar con público visitante (sin olvidar el hecho de que las fuerzas
de seguridad de la Ciudad y de la Nación abandonaron al micro a su propia
suerte). Y, por el otro, su infinita torpeza para ejercer la crueldad, al no
tener siquiera la capacidad de ofrecer a la sociedad un gran espectáculo
circense como esa final –sino apenas su imposibilidad, su clausura– para tender
una espesa cortina de humo que tape episodios gravísimos de los últimos días
como los asesinatos de los militantes de la CTEP Rodolfo Orellana y Marcos
Soria, el obsceno e inadmisible fallo en el juicio contra los violadores y
asesinos de Lucía Pérez y la masacre de –hasta el momento– 9 presos en el
incendio de una comisaría de la localidad de Esteban Echeverría, ante la
pasividad criminal de la policía y la indiferencia del ministro Ritondo y la
gobernadora Vidal.
Mientras tanto, los porteños nos preparamos para vivir durante varios días en una ciudad sitiada para recibir a la peor mierda del poder mundial. Y, a quienes tengamos la osadía de manifestar contra este hecho, se nos hace responsables de antemano de la seguridad a la hora de ejercitar nuestro derecho a manifestarnos.
“El estado de derecho te lo debo”, nos dice una vez más esta brochette de sociópatas. “Y ya que estamos, el circo también”.
Mientras tanto, los porteños nos preparamos para vivir durante varios días en una ciudad sitiada para recibir a la peor mierda del poder mundial. Y, a quienes tengamos la osadía de manifestar contra este hecho, se nos hace responsables de antemano de la seguridad a la hora de ejercitar nuestro derecho a manifestarnos.
“El estado de derecho te lo debo”, nos dice una vez más esta brochette de sociópatas. “Y ya que estamos, el circo también”.
LA
AUTOCRÍTICA EMPIEZA POR CASA
Después del notable discurso de Cristina en el Foro de Pensamiento Crítico, cundieron, junto con los elogios, y en menor medida pero considerables, críticas envenenadas hacia ella por haber preferido el concepto de “pueblo” como superador de la antinomia “izquierda/derecha”, por haber señalado que hay que considerar tanto a los pañuelos verdes como a los celestes y rechazar el antagonismo entre “los que rezan y los que no rezan” y, sobre todo, por no hacer una muy reclamada autocrítica de sus 8 difíciles años de gestión.
Es curioso: quienes así se manifiestan, o bien hablan desde la comodidad de sus casas, en una red social que solo les pide el mínimo esfuerzo de teclear durante unos instantes para garrapatear unas frases con intención de argumento; o bien tuvieron, en la selva espesa de la realpolitik algún papel, mayor o menor. A ninguno de ellos los alcanza, pareciera, responsabilidad alguna, como si hubiesen sido espectadores inocentes de una realidad que los contiene y que, en tal sentido, los implica en lo que sucede.
Todos somos parte de esta realidad atroz y a todos nos cabe, por integrarla, alguna clase de responsabilidad.
Pedirle a Cristina, que debió enfrentar, en especial durante su segundo gobierno, las presiones y condicionamientos más grandes, los intentos de desestabilización más terribles de un poder real y su hegemonía mediática y las contradicciones y defecciones inevitables de un movimiento complejo como el peronismo, una autocrítica, en un momento como este además, donde creo que de lo que se trata es de reunir voluntades y crear consenso para la consolidación de un frente que logre recuperar el poder político perdido, es como reclamar a un equilibrista en el ejercicio de su riesgoso acto que se ponga a lavar su ropa sucia.
Sugiero, con toda la humildad del caso, que todos aquellos tan propensos a alzar sus deditos índices ante cada declaración o acto de Cristina que empiecen por revisar sus propios dichos y sus actos propios, a repasar qué hicieron o no hicieron o dijeron cuando fue necesario frenar esta avanzada de un neoliberalismo turro y letal y qué es lo que hacen o dicen ahora para mejorar nuestras posibilidades de cambiar el actual estado de las cosas. Yo personalmente, con dolor y vergüenza, aprovecho para admitirlo: no hice lo necesario, no pensé ni dije lo suficiente.
La autocrítica, queridos amigos y compañeros de la vida y de las redes, debe empezar por casa. Y el índice, si no es capaz de señalar el piojo en propia testa, es mejor guardarlo allí donde no llega la luz del sol.
Guillermo Saavedra (Buenos Aires, 7 de octubre de
1960). Poeta, escritor…