jueves, 19 de junio de 2014

Rodolfo Mattarollo (1939-2014), homenaje al doctor Néstor Carlos Kirchner

HOMENAJE AL DOCTOR NÉSTOR CARLOS KIRCHNER

Jardines del Palacio de Luxemburgo, Paris,

23 de mayo de 2011

Al principio fue la sorpresa. Después de años de vacilaciones triunfaba la justicia. Néstor nos había relatado la crónica de esos días agitados antes de la transmisión del mando en 2003. Nostálgicos de la dictadura lo habían buscado para proponerle un arreglo. Hay que pensar en lo que era la situación crítica del país en aquel momento.

Esos políticos alegaban que el Presidente debía tener las manos libres para gobernar.

Agregaban que la cuestión de las responsabilidades por crímenes de lesa humanidad, debía dejar de  ser un fantasma que se paseaba  por la escena pública. Sus visitantes,  aseguraban tener los  necesarios recursos para ello. ¡Ah, los recursos para una política de impunidad! los contactos, la prensa y sobre todo los jueces. Se entusiasmaban, para ellos nada era imposible en el camino de la impunidad.  Prometían obtener una absolución definitiva de los represores por medio de una sentencia de la Corte Suprema de la época. Con plena conciencia de la fragilidad política de su situación, Néstor los habían tranquilizado diciéndoles que se calmaran, y le dejaran a él la gloria de semejante solución. Es sabido que ocurrió todo lo contrario. 

Néstor reconcilió con la política a vastos sectores de la población y especialmente a los provenientes de la juventud de origen social modesto. Hablo aquí de la política no sólo como experiencia práctica, sino también como una actividad humana fundada en valores. Por favor, ¡no se sonrían!. Era una manera de confirmar la antigua idea según la cual el poder carece de legitimidad si no está basado en los derechos humanos, una manera de reafirmar que una democracia avanzada no podría estar reducida a las alternativas electorales.

América Latina vive una etapa de florecimiento. Para aquéllos que se obstinan en ignorarlo es preciso  decir que no siempre es fácil  ser contemporáneos  de nuestro propio presente. Los sacrificios de los caídos en el sub-continente luchando por un mundo mejor, no habrán sido inútiles. Néstor no se resignó a considerar nuestras naciones como las repúblicas etéreas de las que habló un Bolívar desilusionado. El mejor homenaje que podemos ofrecer al Primer Secretario General de UNASUR es el de la unidad de nuestros pueblos.  A veces difícil, nunca imposible.  La mejora reciente de las relaciones  entre Colombia y Venezuela así lo demuestra. La presencia fraternal de una oficina de UNASUR en Haití, de la que soy representante y embajador, también es una demostración de ello. Dos realizaciones que son parte del legado que nos ha dejado Néstor Kirchner, ese presidente inolvidable, ese constructor de porvenires, ese hombre que cambió Argentina y contribuyó a transformar América Latina. Ese hombre de la sorpresa histórica. Una de esas sorpresas que constituirán, esperémoslo así, una novedad perdurable.




Rodolfo Mattarollo nació en 1939 en Buenos Aires, y falleció en la misma ciudad el 18 de junio de 2014. Autor de numerosas publicaciones relacionadas a la temática de los derechos humanos y el derecho internacional en su país y en el exterior. También destaca su labor como periodista, escritor y poeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario